La Asociación de Médicos Gallegos (Asomega) y la Sociedad Española de Medicina General y de Familia (SEMG), en colaboración con laboratorios Bial, celebran este sábado en la sede del Colegio de Médicos de Ourense el acto de entrega de la I Beca de Medicina Rural, que estará presidido por el presidente del Parlamento gallego, Miguel Santalices, y contará también con la presencia del conselleiro de Sanidad de la Xunta de Galicia, Julio García Comesaña.
Cristina Margusino, jefa del Equipo de Atención Primaria de Xinzo da Limia, recogerá el reconocimiento por su proyecto de intervención comunitaria centrada en la organización de jornadas de información y coordinación entre agentes sociosanitarios y la población del área. La beca consiste en diploma y 6.000 euros.
Asimismo, Ana Bello Souto, de AP de Lugo, recibirá diploma y mención honorífica por su trabajo sobre educación en autocuidado para personas con cuadros de dolor crónico musculoesquelético de entre 45-65 años en el ámbito rural de un ayuntamiento de la provincia de Lugo.
En la mesa presidencial, junto al presidente del Parlamento de Galicia, estarán Julio Ancochea, presidente de Asomega; José Luis Jiménez, presidente del Colegio de Médicos de Ourense; y Lorenzo Armenteros, de la Junta Directiva de SEMG. Asistirá también al acto Ángel del Cerro, jefe nacional de Ventas de Laboratorios Bial.
El primer webinar de Asomega Nova, dentro de la serie “Profesionales de la sanidad 2030”, se ha centrado en la carrera de investigador en España. ¿Investigar en España es penar? ¿Qué posibilidades reales tiene un joven estudiante de Medicina, Biología, Farmacia... de dedicarse a la investigación aquí?
Para responder a estas y otras cuestiones un grupo de profesionales de primerísimo nivel moderados por Felipe Couñago, coordinador de Asomega Nova, han charlado sobre la situación del científico en nuestro país. En la presentación el presidente de la entidad, Julio Ancochea, ha señalado que Asomega está orgullosa de su historia pero mira al futuro y apuesta por él, de ahí este empeño por hacer de Asomega Nova un entorno de intercambio, de reflexión, de pensamiento.
En el coloquio posterior se han puesto sobre la mesa algunas cuestiones centrales en las que todos coinciden:
La situación en España ha mejorado notablemente gracias a la creación de estructuras como los institutos de investigación sanitaria ligados a hospitales.
El trabajo del investigador tiene un enorme componente voluntarista: suele ir ligado al desempeño de labor asistencial y no siempre se reconoce.
Las trabas burocráticas resultan frustrantes y desmotivadoras.
Pero el crecimiento personal, la experiencia que se adquiere y el reto intelectual que comporta hacen de ello una actividad enormemente gratificante.
Generar preguntas y buscar respuestas nos hace mejores profesionales.
Las voces de los participantes
Luis Paz Ares
Esto de investigar, al menos en el seno del SNS, nunca necesariamente ha tenido todos los credenciales de ser un trabajo. Se refleja en que en las líneas de producción de un servicio la investigación es como un aditamento, como un adorno, más que la línea principal de producción. Es muy importante pero nuestra sociedad aún no se lo cree del todo. Aunque hemos avanzado bastante y la valoración afortunadamente ha mejorado.
Una de las cosas fantásticas de que se hayan creado estos institutos de investigación sanitaria es que probablemente sea una gran fuente de cultura científica que inunda los hospitales. Y seguro que dentro de 20 años cuando haya más ciencia esto será incluso mejor. Cuando sales del hospital al hospital de enfrente ya aprendemos muchas cosas. Si además tienes la suerte de ir a una cultura diferente, que muchas veces afrontan la medicina o la ciencia desde otra perspectiva seguro que nos va a ayudar a mejorar. Y si luego tenemos suerte de volver a incorporar ese caudal científico más maduro será aún mejor. Siempre que sea salir fuera a centros de excelencia es bueno para todos.
Es importante que poco a poco vayamos forjando un pathway para el médico investigador. Que en un servicio con 20 o 30 médicos los haya asistenciales muy buenos, otros que hagan muy buena investigación clínica, otros que cooperen con otros grupos y otros que deben dirigir su propio grupo y dedicar a lo mejor solo dos días a la semana a la asistencia.Así los futuros médicos saldrán con una buena cultura científica.
Siendo médico, si investigas serás mejor médico. Por otro lado, tienes una causa muy buena y es que no pones todos los huevos en la misma cesta. Todos hablamos del burnout, creo que tener tu espacio para la investigación es una buena válvula de escape para seguir con ganas. La investigación te motiva a lo largo de tu vida. Además, damos oportunidades extra a los pacientes. Tú aprendes investigando y en el proceso de investigación los pacientes tienen oportunidades adicionales y eso es muy bueno.
Francisco García Río
Quiero transmitir un mensaje positivo: investigar en el ámbito de ciencias de la salud o de biomedicina tiene muchos elementos de interés. Es muy divertido, un verdadero reto intelectual y por tanto constituye un estímulo constante. Si os dedicáis a la investigación desde luego no vais a tener una tarea rutinaria, un trabajo ingrato o pesado. Tendrá por supuesto sus momentos, pero todo esto conlleva un gran enriquecimiento. En esta actividad tenemos elementos muy útiles como estar sometidos a un proceso de evaluación permanente y continuo, que es importante para modular nuestra modestia y para regular los egos a veces disparados. Si tenéis interés vale la pena que afrontéis este reto porque tiene más elementos positivos que limitaciones a corto plazo.
Los políticos son reflejo de la sociedad, dicen lo que creen que a la sociedad le gusta oír. El cambio por tanto dependerá más de la demanda social. Con respecto a que tengamos muchos científicos en el extranjero, refleja una situación económica que llevamos tiempo atravesando. El problema no está en irse al extranjero sino en no contar con un sistema de retorno o de captación de recursos que sea adecuado y esto pasa por que la sociedad convenza a los políticos de que hay que invertir más. Esto va acompañado por unas estructuras rígidas que no lo permiten, creo que en algunos ámbitos adquiere matices de burocratización que habría que controlar. En el fondo tendríamos que trabajar por revertir algunas visiones generales como la visión endogámica, la falta de movilidad, el miedo a lo foráneo, etc. Arrastramos un histórico abrumador: en el XVIII cuando la sociedad sajona estaba volcada en la investigación probablemente en nuestro entorno las prioridades eran otras y esos dos siglos de rémora los venimos arrastrando.
¿Qué acción de coste cero se puede promover para impulsar la investigación? Cambiar los baremos, que realizar una tesis doctoral equivalga a mes y medio de trabajo haciendo una sustitución es algo que en sí mismo resulta indigno. Sí se necesita este reconocimiento, establecer pautas para que quien esté interesado pueda beneficiarse de esta trayectoria.
Os diría que os animéis, que si os gusta que lo hagáis. Me dedico a la investigación y os garantizo que estoy absolutamente encantado de haberlo hecho, para mí es una decisión que volvería a repetir y mi única cuestión es no haberme dedicado con más intensidad y desde antes. Es un estímulo, obliga a superar dificultades pero es estimulante.
Eduardo López Collazo
Investigar es responder a una pregunta y eso siempre resulta muy gratificante. En los últimos años hemos trabajado para que el gran hospital se creen los institutos de investigación sanitaria, unas estructuras magníficas, copia de un sistema muy americano pero que funciona y es donde se pone en común el esfuerzo de investigadores no clínicos como yo con otros muy clínicos. Se están creando mimbres para que investigadores de todo estilo tengan una estructura en la que basarse para responder a esas preguntas.
Yo siempre digo que pertenezco a varias minorías, pero la que más dolor de cabeza me da es ser científico porque estamos en un sistema que no nos ayuda mucho. La ciencia en España se sigue considerando un artículo de lujo, como algo que exhibes pero que generalmente no compras y que prescindes de él cuando hay crisis y no inviertes porque no es extremadamente necesario. Es una contradicción, porque por otro lado estamos creando estructuras muy sólidas, que facilitan que todo científico que tenga una pregunta pueda ponerlo en práctica en los hospitales y que en ellos aparezcan físicos, farmacéuticos, biólogos, matemáticos, bioinformáticos… que toman café con los clínicos y ven al paciente, con lo que se crea una estructura muy interesante para acelerar la investigación.
Estar un tiempo de estancia en otros laboratorios, en otras culturas y otros idiomas es muy bueno para el científico en general pero siempre y cuando sea opcional. Tendríamos que aspirar a que no sea económicamente necesario salir y que no sea un requisito para tener después una plaza. Que sea un interés personal por ver cómo se desarrolla una técnica concreta o cómo se aborda una problemática científica en otra cultura. Hay que empezar a invertir al menos un 3% del PIB en ciencia y con constancia, que nunca se baje de ahí.
Los países ricos no investigan porque son ricos sino al revés: son ricos porque investigan. Debemos tener un acuerdo entre todos los partidos para que eso sea así.
No hay nada más cool y nada más sexy que investigar.
Pilar Rodríguez Ledo
Investigar no es penar en cuanto a la satisfacción interna que produce. Y eso es muy importante porque estamos viviendo unos momentos en los que la situación del clínico no es muy boyante ni anímica ni profesionalmente ni desde el punto de vista del reconocimiento. Investigar es responder preguntas y generar conocimiento. Creo que no se puede ser un buen profesional si no se investiga, si uno no genera preguntas, no busca sus respuestas. La satisfacción que te genera es lo más positivo que tiene. Por otro lado, bien es verdad que la investigación tiene un escaso interés para los políticos, muy escaso, si lo miramos tanto en inversión del PIB como en número de investigadores o de publicaciones.
Son los propios profesionales a través de sus servicios los que han empujado para crear esas estructuras que son mucho mejor de lo que teníamos, encauzan y posibilitan el día a día aunque falta mucho por hacer.
Al final tiene que llegar un momento en que los políticos se den por enterados o si no la situación no va a acabar de trascender. En ese sentido la carrera de investigador sí es un penar, porque sí hay que correr para hacer tu trabajo asistencial y además, investigar. No conozco en España ningún sistema de salud que dentro de las agendas de los profesionales tenga un código dedicado a la investigación. El mero hecho de tener que bloquear la agenda de trabajo para dedicarme a la investigación es ocultar, no dar valor a lo que hacemos. Es un penar externo aunque como satisfacción interna ninguna actividad me ha reportado tanto nivel de satisfacción, de trabajo en equipo, coordinación…
La movilidad enriquece al profesional pero debe ser algo deseado. Me da pena que la gente salga del país por no encontrar trabajo con las necesidades que hay de hacer cosas. Hay que instaurar dos tipos de circuitos: uno para salir fuera a aprender y que retornen y otra, tenemos que generar cultura investigadora. De ahí despuntarán las mentes más prevalentes.
Laura Torrado
La investigación es un trabajo a mayores. Yo tengo de 8 a 3 mi consulta y aparte hago mi proyecto de investigación. Lo que ocurre es que la radiogenómica es un tema que me apasiona. Es fundamental tener un proyecto en el que confíes y al que le veas futuro y te motive. Tengo la suerte de haberme formado en un servicio de Oncología Radioterápica donde nos inculcaron la investigación y se me brindó la oportunidad en el HULA, un hospital donde todo es ayuda.
Para mí es una experiencia totalmente gratificante. Sí es verdad que a la hora de reconocer el mérito de investigar para que te cuente en una bolsa de trabajo o en la oposición es horroroso. Así como por ejemplo es muy fácil conseguir la puntuación de un curso o un máster que pagas, el conseguir una puntuación de investigación resulta tedioso. En ese sentido es penar porque parece que el trabajo al final no cuenta. Mi mensaje es optimista, sí vale la pena investigar.
Cuando acabamos la universidad entra la obsesión por escoger especialidad, por trabajar en el hospital y no se nos inculca a ir fuera a rotar por el miedo a la vuelta de no conseguir trabajo. Se ve que hay que entrar ya, aunque el ir fuera es más enriquecedor. No se incentiva nada irnos fuera desde la residencia.
La gente que se sume y se una a investigar, que es enriquecedor. Motiva muchísimo tener un proyecto.
Asomega se viste de largo para dar el pistoletazo de salida a uno de sus proyectos más queridos y preparados con más ilusión: los webinars de Asomega Nova. Desde el nacimiento de este grupo de trabajo dentro de la asociación, hace ahora un año, la pretensión ha sido materializar lo que define su propia esencia: la transmisión de conocimiento, el contacto entre profesionales jóvenes y veteranos y el intercambio de inquietudes, preocupaciones y proyectos entre profesionales de la salud de distintas generaciones.
Las restricciones ligadas a la pandemia impiden todavía plantearse abiertamente actos presenciales multitudinarios, así que recurrimos al socorrido canal telemático que tanto hemos tenido que frecuentar todos durante el último año.
En este formato se presenta "Profesionales de la Sanidad 2030", una corta serie de webinars sobre temáticas diversas cuya primera cita está a la vuelta de la esquina, en concreto el próximo lunes 14 de junio a las 17 h. El acceso será libre a través de la plataforma Zoom y también por YouTube:
Este primer webinar versará sobre "La carrera de investigador en España". Comenzará con una breve introducción del presidente de Asomega, Julio Ancochea. A continuación el moderador, el coordinador de Asomega Nova Felipe Couñago, empezará a plantear a los ponentes las cuestiones al respecto:
¿Investigar en España es penar?
¿Qué posibilidades reales tiene un joven estudiante de Medicina, Biología, Farmacia... de dedicarse a la investigación aquí?
España se ha convertido en un país formador de grandes científicos que maduran en el extranjero por falta de oportunidades locales. ¿Cómo se explica este desequilibrio entre lo docente y la investigación?
¿Cómo motivar a los jóvenes para que se dediquen a la investigación dado el cúmulo de dificultades que encuentran estos profesionales?
Un plantel de lujo
Para tratar todas estas cuestiones Asomega Nova tiene el honor de contar con la participación de primerísimos espadas en este campo:
Francisco García Río, vicepresidente de Asomega, jefe de Sección de Neumología del Hospital La Paz de Madrid, profesor de la UCM y presidente electo de SEPAR.
Eduardo López Collazo, director del IdiPaz. Físico nuclear y doctor en Farmacia es autor de tres libros de divulgación que han sido bestsellers como "¿Qué es el cáncer?" o "Coronavirus, ¿la última pandemia?".
Luis Paz Ares, jefe de servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario 12 de Octubre, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (ASEICA)
Pilar Rodríguez Ledo, vicepresidenta de SEMG, subdirectora médica de la EOXI de Lugo, Cervo y Monforte. XXII Premio Nóvoa Santos de Asomega.
Laura Torrado, oncólogo radioterápico, Premio “Javier Castellanos”, investigadora del Hospital Lucus Augusti.
La Junta Directiva de Asomega ha secundado por mayoría el dictamen de la Comisión Científica que proponía la concesión del XXII Premio Novoa Santos a María Pilar Rodríguez Ledo por su "dilatada trayectoria asistencial, así como en investigación, formación, innovación y desarrollo profesional, durante la que ha realizado notables aportaciones a la humanización y calidad de la asistencia, manteniendo un destacado compromiso con la sanidad y la sociedad gallega".
Rodríguez Ledo es vicepresidenta de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), donde es responsable de formación, investigación, formación sanitaria especializada e innovación. Actualmente está involucrada en la elaboración de una guía clínica de atención y seguimiento a las personas con COVID persistente.
Además, es subdirectora Médica de la Estructura de Gestión Integrada de Lugo, Cervo y Monforte y profesora de la Facultad de Enfermería del campus de Lugo, perteneciente a la Universidad de Santiago de Compostela.
Los datos concretos de la entrega de esta XXII edición del Premio Nóvoa Santos, en la que Asomega cuenta con la colaboración de Roche, se darán a conocer próximamente.
Reconocimiento a la Atención Primaria
Francisco García Río ha expuesto ante la Junta la complejidad del dictamen elaborado por el Comité Científico -que integra junto a los otros vicepresidentes de Asomega, Inmaculada Ramos y José María Eiros-, dado el contrastado prestigio y solvencia de todos los candidatos que concurrían a esta edición.
Ha destacado que en estos tiempos de pandemia resulta aún mayor si cabe la deuda del sistema sanitario en su conjunto con la Atención Primaria, recordando además que las bases del premio recogen que se tendría en consideración "la relevancia de la actividad desarrollada por los candidatos, valorada en función de las circunstancias sociales, sanitarias y asistenciales del momento".
Una dilatada trayectoria asistencial, presencia en investigación e innovación, importantes aportaciones en humanización y un destacado compromiso con la sociedad gallega han sido factores determinantes en la valoración de la candidata. Por eso, reconociendo la excelencia de todos los presentados, el Comité Científico ha concluido que "Rodríguez Ledo aporta valores diferenciales que complementan y amplifican la trayectoria del Nóvoa Santos".
Los miembros de la Junta Directiva de Asomega han apoyado mayoritariamente la propuesta argumentando que "hay tareas fundamentales que no cuantifican como factor de impacto y buena parte de la labor que se hace desde Atención Primaria no obtiene el reconocimiento que merece", o que "afrontar retos como el envejecimiento de la población y la dispersión geográfica, tan característicos de Galicia, obliga a una implicación del primer nivel asistencial que no se valora en su justa medida".
Ancochea: reconocimiento al rural gallego
El presidente, Julio Ancochea, reflexiona sobre la concesión de este premio que "Asomega no vivió la anterior pandemia de la mal llamada 'gripe española', pero sí está viviendo intensamente la cruel pandemia de la Covid-19 y este premio es un reconocimiento a ese trabajo oscuro, silencioso, cotidiano, de los que se están dejando la piel y salvando vidas. Una mirada a la Atención Primaria gallega, también a ese mundo del rural que pasa desapercibido".
En su opinión, "Pilar Rodríguez Ledo es un referente" y lo argumenta explicando el trabajo que está llevando a cabo de aglutinar a 21 sociedades científicas para el desarrollo de una guía clínica sobre Long Covid.
"Asomega, orgullosa de su historia, no es ajena al tremendo drama que estamos viviendo y por eso es pertinente que este premio se dirija a la Atención Primaria, dignísimamente representada por ella", asegura.
Pilar Rodríguez Ledo moderó una de las mesas del I Encontro Mundial de Médicos Galegos. En la foto, junto al presidente de honor de Asomega, Aniceto Charro.
La sólida trayectoria de Pilar Rodríguez Ledo
La SEMG, que avalaba su candidatura al Premio Nóvoa Santos, destaca su amplio conocimiento profesional desde distintos ámbitos del sistema sanitario. "Ha desarrollado su labor profesional en Galicia implicándose con la comunidad", trabajando tanto en Medicina Rural como en Atención Primaria urbana, y con experiencia también en gestión.
Desde un punto de vista académico recuerda que Pilar Rodríguez Ledo fue coordinadora del Máster de la USC sobre "Atención al paciente crónico, al envejecimiento y a la dependencia", formó parte del Consejo de dirección de la Cátedra Medicina de Familia USC-SEMG y codirigió la cátedra de patrocinio de Educación Médica USC-SEMG.
En el ámbito de la investigación destaca que fue representante de investigación en la gerencia de AP, participó en la creación del grupo de investigación de la SEMG en 2004 y en las primeras redes de investigación RETICS de Neurovascular en 2012. Además, fue impulsora del proyecto de laboratorios de investigación FIDI-HULA y vicepresidenta del Comité de Ética de investigación de Santiago-Lugo desde su creación en 2014 hasta que en diciembre de 2020 pasó a presidirlo.
La Junta Directiva de Asomega tiene convocada una reunión para este jueves, 15 de abril, cuyo principal punto en el orden del día será determinar el ganador de la XXII edición del Premio Nóvoa Santos.
El Comité Científico de la asociación, integrado por los tres vicepresidentes -Inmaculada Ramos, Francisco García Río y José María Eiros- expondrá su dictamen una vez analizadas las candidaturas presentadas. En función de ello se producirá la votación de la Junta Directiva, cuya decisión no admite reclamación ni recurso, según las condiciones de la convocatoria.
Esta edición, que cuenta con la colaboración de Roche, presenta importantes particularidades respecto a las anteriores. La más significativa se refiere al reparto de los 12.000 euros que acompañan al galardón:
- el 50% de esa cantidad es para el ganador
- un 25% se destinará a financiar un proyecto de investigación desarrollado por nuevos investigadores gallegos que será designado por el ganador o como ayuda inicial para la realización de una tesis doctoral dirigida por el ganador
- el 25% restante estará vinculado a la iniciativa Asomega Axuda: según criterio del galardonado, el importe se destinará a apoyar acciones o proyectos de instituciones sin ánimo de lucro o asociaciones que favorezcan a los más necesitados y Promover la humanización en el entorno de la Comunidad Autónoma de Galicia.
EDICIÓN IRREMEDIABLEMENTE MARCADA POR LA PANDEMIA
Como ha sucedido en todos los órdenes y a todos los niveles, la pandemia por coronavirus también ha afectado al normal desarrollo de este prestigioso premio que entrega Asomega. De hecho, la entrega del último, del que fue merecedor José Ramón González Juanatey, se remonta a junio de 2019.
Precisamente la profunda crisis sanitaria que hemos vivido en el último año hace más necesarias iniciativas de este tipo. Cabe recordar las palabras del presidente, Julio Ancochea, cuando se presentó la convocatoria del premio, allá por el mes de diciembre. Insistía en el interés de la asociación por impulsar una nueva edición precisamente por las difíciles circunstancias sobrevenidas a causa de la pandemia: “La tormenta que ha supuesto el coronavirus ha puesto en primera línea la necesidad de contar con un impulso científico constante, vigoroso. Con el XXII Premio Nóvoa Santos, Asomega quiere contribuir a que la ciencia y la investigación se consideren prioritarias”.
Afirmaba que la Covid-19 está dejando patente el papel central de los científicos como aportadores de soluciones, y mostraba su deseo de que convocatorias como la del Nóvoa Santos ayuden a dignificar su labor y a reivindicar que “la ciencia es clave para conquistar el futuro“.
Potenciar Asomega en Galicia, definir sus relaciones con otras instituciones gallegas, actuar como comité científico, asesorar a la Junta Directiva y al presidente. En cuatro pinceladas, estos son los fines inmediatos para los que nace Academia Asomega, uno de los proyectos más ambiciosos y con mayor contenido estratégico de la entidad. Su alcance obliga a que quien tome las riendas sea un profesional gallego de primer orden, de prestigio más que reconocido y con solvencia científica e institucional. La persona elegida por la Junta Directiva para hacerse cargo de ello es Rafael López, que ha aceptado el reto ilusionado por que Asomega se convierta en palanca para el diálogo, la comunicación entre médicos gallegos de todo el mundo y el intercambio de conocimiento.
Jefe del Servicio de Oncología Médica del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela, Rafael López dirige además el Grupo de Oncología Médica Traslacional de Oncomet, y es socio fundador de la empresa Nasasbiotech. Sus intereses de investigación se centran en la biopsia líquida y el estudio de las células tumorales circulantes (CTC), así como en la implementación de tecnologías punta en diagnósticos clínicos como CellSearch (Veridex) y BEAMing (Sysmex).
En esta entrevista Rafael López nos esboza las líneas maestras de lo que empieza a ser ya una realidad: Academia Asomega.
Rafael López participó en el acto de conmemoración del 25º aniversario de Asomega
¿Cómo definiría el propósito de Academia Asomega?
La Academia Asomega fue una decisión estratégica de la Junta Directiva y del presidente de Asomega, que se marcó unos objetivos dentro de un plan de renovación y actualización de toda la asociación.
¿Por qué se decidió a aceptar el ofrecimiento de Julio Ancochea y de la Junta Directiva de Asomega para hacerse cargo del proyecto? Primero porque Julio es muy persuasivo. Aparte, siempre me sonó bien, vi con buenos ojos una asociación de médicos gallegos. Porque primero soy médico y me gusta como médico gallego poner en valor todas las cosas importantes de la medicina gallega interior y exterior, es decir, los médicos que estamos aquí y los médicos que están fuera.
¿Que va a aportar la Academia Asomega para hacer más atractiva la oferta de la asociación a los médicos gallegos? Una de las de misiones de la Academia es fortalecer Asomega dentro de Galicia y entre los médicos. Las líneas estratégicas que yo intuyo, porque primero hay que constituir la Academia y establecer esos principios, pasan por tener una comunicación fluida con otros colegas, lo que nos va a enriquecer mucho. Si además somos colegas gallegos y ellos están en otros hospitales, otros centros de salud, otros sistemas, seguro que podemos sacarle mucho partido. Al final el objetivo es que los gallegos, así como todo el mundo, tengamos la mejor sanidad posible.
Todas las iniciativas que sean para el diálogo y para compartir conocimiento bienvenidas sean: sociedades médicas, academias científicas, etc. Evidentemente. En un proceso de comunicación hay una parte de comunicación formal y otra no tan estructurada de la que se saca mucha información y que es muy enriquecedora. Puedo llamar a un colega y preguntarle cómo hacen en su hospital, o comentarle en un congreso científico. Pero con un vínculo como el que representa Asomega resultará mucho más fácil.
¿Qué objetivos se planteará la Academia a corto y medio plazo? Primero, potenciar y promocionar Asomega en Galicia y ayudar a la Junta Directiva y al presidente en todo lo que le podamos servir, fundamentalmente como consultores. También establecer un trabajo institucional como representantes de Asomega dentro de las instituciones gallegas, del Gobierno, del Parlamento, de los colegios de médicos, de las de las Academias y otras academias de Galicia.
Los médicos tenemos muchas obligaciones y en estos tiempos se están viendo. Una de ellas es mejorar la asistencia sanitaria de nuestra población y para ello primero tenemos que tener fuerza de conocimiento y de asociación y después, la colaboración con las instituciones, tanto públicas como privadas, para conseguir los fines. Es una parte elemental de una sociedad moderna el colaborar diferentes organismos para tener un bien común. En Galicia hay muchas instituciones, como en casi todo el mundo occidental, tenemos que intentar colaborar para conseguir ese bien común que todos deseamos.
También está previsto que actúe como comité científico externo de la entidad. ¿Sobre qué tipo de cuestiones cree que una asociación como Asomega debe debe tener una posición explícita? Por ejemplo, la asamblea de Asomega necesita un apoyo científico en el que participaremos sin duda y colaboraremos por el éxito de esa reunión anual, que esperemos se pueda celebrar próximamente de forma presencial. Habrá otras iniciativas que aún están por definir y otras ya conocidas como el Premio Nóvoa Santos, becas y ayudas a la investigación. Habrá un trabajo interesante de asesoramiento científico que desarrollar.
¿Cuál será la estructura y funcionamiento de la Academia? Va a tener un número limitado de miembros, sin que haya una cuota, entre ocho y diez médicos gallegos que estemos ejerciendo en Galicia. Vamos a intentar que haya un equilibrio entre médicos con más experiencia y más jóvenes. Evidentemente en el tema del género también se va a intentar mantener un equilibrio. La idea es ir progresivamente incorporando gente para hacer las funciones sin que haya un plazo establecido. Ir poco a poco para a la vez que nos damos a conocer, hacer un grupo. Y básicamente sus funciones son las comentadas: órgano consultivo de la Junta y del presidente de la Junta Directiva, servir de relaciones institucionales en Galicia y a veces asumir las funciones de representar a Asomega en Galicia. Nos reuniremos dos o tres veces al año o siempre que sea necesario si hay algún tema importante.
¿Qué expectativas personales tiene Rafael López ante la experiencia? A mí me gustaría cumplir los objetivos dichos, que Asomega crezca, se modernice y tenga más presencia en Galicia sin dejar de tener presencia y fuerza fuera. Que los médicos gallegos que tenemos unos vínculos comunes tengamos una comunicación más fluida para mejorar estos aspectos.
Usted participó activamente en el I Encontro Mundial de Médicos Galegos. ¿Qué expectativas tiene de cara a la segunda edición, que se prevé celebrar en 2022? Los objetivos del próximo encuentro deberían ser tres: fomentar la multidisciplinariedad y poner de manifiesto esta característica de la medicina moderna; atraer a los jóvenes, tenemos que ser suficientemente atractivos para que los jóvenes se den cuenta de que una asociación de médicos gallegos puede ser importante para su desarrollo personal, pero sobre todo para poner de manifiesto la calidad de la medicina gallega; y el tercer objetivo es implicar un poco más a los gallegos en el desarrollo del encuentro y que tenga una repercusión social. No es tan importante poner el último descubrimiento científico, sino poner de manifiesto a la sociedad gallega que hay unos profesionales que se siguen formando y que siguen intentando mejorar la salud de los gallegos y de los no gallegos. Esta es la ventaja del Encontro Mundial.
Marisol Soengas, responsable del Grupo de Melanoma del CNIO y vicepresidenta de ASEICA, no es mujer de dejar charcos sin pisar en los terrenos que son de su interés. De hecho, se define por la pasión con que explica los múltiples asuntos en los que se involucra y se compromete de manera siempre activa, siempre ambiciosa y siempre buscando, como ella misma dice, "ir más allá".
La defensa del papel del investigador, la búsqueda de las mejores condiciones para que desarrolle su trabajo, la reivindicación del papel femenino en la ciencia en igualdad real y sin paternalismos, la apuesta por la excelencia investigadora... son algunos de esos charcos en los que demuestra su capacidad de implicación y su contagioso entusiasmo. Cualidades que también aplica a su propia galleguidad, de la que esta pontevedresa de Agolada dice presumir siempre que tiene ocasión.
¿Qué relación mantiene hoy con Galicia, la visita a menudo? Hay dos sitios obligados a los que siempre voy a Galicia: donde viven mis padres, que es una aldea pequeñita entre la provincia de Lugo y Pontevedra. Se llama Fonfría, en el Concello de Antas de Ulla, allí pasábamos todos los veranos y eso marcó un poco mi carácter.
El otro sitio es A Coruña, donde estudié. Tengo muchos amigos y me considero muy coruñesa. Me gusta descubrir sitios nuevos, por ejemplo antes del confinamiento redescubrimos a Costa da Morte, pero si tengo poco tiempo y hay que elegir, me quedo con Coruña, esas puestas de sol desde O Portiño, La Ventana al Mar… precioso. Siempre presumo mucho de gallega.
¿Por qué se decantó por la biología molecular?
Siempre he querido ser científica, desde muy pequeña. Empecé Biología en A Coruña, que en aquel momento era colegio universitario. Luego me enteré de que había un Centro de Biología Molecular en Madrid y me dije: tengo que trasladar el expediente. No me arrepiento porque me ha permitido tener una formación para hacer investigación con un conocimiento muy amplio. Quizás podría haber estudiado también farmacia o medicina, pero en definitiva estoy contenta siendo investigadora y no me cambiaría por otra cosa.
Y de su paso por la Universidad de A Coruña ¿qué recuerdos tiene?
Muy buenos. La profesora que más recuerdo es Esperanza Cerdán, a la que he visto muchas veces después. Era la profesora de Bioquímica, que fue para mí el gran descubrimiento. Ella me ofreció empezar en el laboratorio, una oportunidad que me gustó muchísimo porque me dio libertad, me encargaba experimentos y me dejaba sola, lo que me parecía fantástico. Y luego ya me comentó que si iba Madrid estaba el grupo de Margarita Salas, en el que me integré en cuarto y quinto.
¿Cómo fue trabajar con Margarita Salas?
Nos ha marcado a los que hemos pasado por ahí porque fue una pionera en la biología molecular en España. Lo que nos marcó muchísimo a todos, sobre todo a las mujeres de su grupo, fue el hecho de la normalidad: Margarita nos trataba de la misma manera a los hombres y a las mujeres. Nos enteramos mucho después que se le había discriminado por ser mujer, sobre todo en las fases iniciales de su carrera, pero cuando estábamos allí era simplemente una jefa que organizaba muy bien el laboratorio. Todo el mundo estaba supervisado y se nos exigía a todos por igual. Para ella lo importante eran los datos y estar absolutamente seguro de que lo que ibas encontrando era realmente reproducible y fiable.
Para “los margaritos”, que así nos llamábamos, era una marca de la casa este gusto por el trabajo bien hecho. Íbamos al detalle y se nos enseñaba a presentar los datos y a comunicarlos con gran cuidado. Eso me ha ayudado mucho después.
Y quién se sorprendía más de ese trato trató tan igual que daba a todo el mundo, ¿los chicos o las chicas?
Todos por igual. Éramos todos gente con muy buenas notas, la mayoría había trasladado los expedientes de otras universidades por lo que realmente queríamos estar allí. Teníamos una cierta ambición e interés y nunca me sentí tratada diferente por ser una mujer. Ni entre nosotros ni por parte de Margarita.
¿Hasta qué punto le marcó su experiencia en EEUU?
Fue fantástica. Cuando empecé a hacer la tesis ya me quería ir porque mis compañeros lo hacían, era algo natural para nosotros. Me fui a hacer el postdoctoral al grupo de Scott Lowe en el Cold Spring Harbor Laboratory de Nueva York. El laboratorio era pequeño, estaba empezando y era un grupo muy prometedor que estaba estudiando cáncer, intentando entender qué mecanismos determinan que las células del cáncer sobrevivan y resistan al tratamiento.
Si me tengo que quedar con lecciones de vida de Estados Unidos una es lo que decía mi jefe: la pregunta, la pregunta es muy importante, el Big Picture: si te haces una pregunta aburrida vas a tener una respuesta aburrida. Abogaba por la ambición y por ir más allá. Decía que hay cosas que las puede hacer cualquiera y exigía que propusiera algo que llamara su atención. Aprendí también lo importante que son las conexiones y la red de contactos. En ciencia es muy importante lo que haces, pero también lo que cuentas, cómo lo cuentas y a quién se lo cuentas. Tienes que ir en los congresos presentándote, hablando con gente y haciendo que te conozcan los editores de las revistas, que te conozcan hasta tus competidores.
En resumen, ¿qué aprendí? A no tener miedo, a pensar bien las preguntas que haces, ser ambicioso en ese sentido, y que no puedes trabajar en aislamiento.
Dirige el Grupo de Melanoma del CNIO. ¿En qué proyectos se hayan inmersos?
Ahora estamos en una fase muy buena. Nos interesa el melanoma, que es la forma más agresiva de cáncer de piel y nos interesa entender cómo se inicia, pero sobre todo lo que llamamos el código de barras. ¿Qué define al melanoma y lo distingue de otros tipos tumorales? Una de las características que lo distingue es la capacidad de diseminación. Digamos que las células escapan y se mueven, invaden y acaban colonizando distintos órganos. Y eso lo hacen desde fases iniciales, desde lesiones muy finitas de poco más de un milímetro. En nuestro grupo lo que nos interesa es entender por qué estas células de melanoma tienen esa capacidad de metástasis.
También nos interesa visualizarlas para intervenir cuanto antes. Hemos desarrollado compuestos que ahora están en manos de una compañía biofarmacéutica y están probándose en pacientes. Es una ilusión pasar de resultados que se dan en un laboratorio a un desarrollo. Estamos contentos porque hemos desarrollado unos modelos experimentales que son únicos y nos permiten ver cómo se desarrolla el melanoma. Emiten luz de una forma muy particular, es como encender y apagar. Se encienden cuando se inicia la metástasis y se apaga cuando los tratamos y responden.
Además el año pasado nos concedieron uno de los proyectos europeos más competitivos, el European Research Council, lo que te permite ya otro tipo de trabajo mucho más ambicioso. Como decía antes, ir al ‘big picture’, más allá de la célula tumoral y estudiar el tumor, pero en vivo, en todo el paciente con muchas muestras y numerosas colaboraciones con hospitales.
Marisol Soengas con su equipo de Melanoma del CNIO en una imagen pre pandemia / CNIO
Nos relataba antes su experiencia en EEUU. ¿Trabajar fuera es una experiencia necesaria para cualquier investigador?
Yo lo recomiendo siempre, aunque depende de a dónde quiera llegar cada uno. Si tu objetivo es tener alta responsabilidad en ciencia o en cualquier otro aspecto relacionado con la trayectoria científica no te voy a decir que es imprescindible, pero casi. Pero también es conveniente por una cuestión personal, por aprender, exponerte a otras culturas y otras formas de trabajar.
El problema no es salir sino volver los que quieran hacerlo, además de atraer talento extranjero. Formamos a muy buenos estudiantes, chicos y chicas, hombres y mujeres. De hecho, los españoles consiguen becas para irse fuera porque tienen una formación muy buena. Pero esto funciona en una sola dirección. Necesitaríamos poder incorporar gente de otros sitios pero es muy complicado con la financiación que tenemos, con la inestabilidad actual que nos hace no poder ofrecer un pack competitivo en inicio.
¿Recuperar a los que quieren volver sería el primer paso para atraer a otros talentos?
Hay que pensar en recuperar talento y atraer talento, las dos cosas. En el CNIO lo que se prima es la excelencia, sea de donde sea: no se va a contratar a alguien por ser español, pero tampoco se va a dejar de contratar por ser extranjero.
El sistema de investigación, la política científica, tiene que ser una política de estabilidad que permita una carrera profesional, una progresión. En el CNIO, por ejemplo, no se aprueba un examen y ya tienes la plaza para toda la vida. A nosotros se nos evalúa cada cinco años. Tiene la contrapartida de que las condiciones son mejores. Se trata de tener unas reglas bien definidas, que se sepa lo que se espera en cada momento de cada uno y luego exigir responsabilidad y resultados.
Esta organización peculiar ¿les libera del corsé que impone la Administración a la hora de recibir fondos?
Lo facilita más, pero no es la solución. Tenemos una cierta flexibilidad a la hora de contratar personal y reorientar nuestros proyectos, pero estamos dentro del Sistema Nacional de Investigación y también tenemos limitaciones burocráticas. Desde la Asociación Española de Investigación contra el Cáncer (ASEICA) ponemos el acento en la mejora de las condiciones de investigación para los jóvenes, sobre todo, pero también en la mejora de la infraestructura y en la reducción de la burocracia en general.
¿Cómo se va a dibujar el panorama de la ciencia en la sociedad tras la pandemia?
Creo que nunca se ha hablado tanto de ciencia como ahora. Nunca se ha hablado tanto ni por parte de los políticos, ni por parte de las personas afectadas y la sociedad en general. Desde ASEICA, de la que soy vicepresidenta, esperamos que la apelación constante a la ciencia por parte de los políticos no sea solo palabras. Necesitamos unos presupuestos y una dotación a medio plazo que sea competitiva. Creo que se está intentando y es verdad que se han hecho esfuerzos, sobre todo en áreas relacionadas con Covid. Pero nosotros trabajamos con cáncer. Los pacientes necesitan diagnosticarse, necesitan tratarse y necesitan seguir toda su progresión. Esperamos que, también por presión social, se dedique esfuerzo, fondos e infraestructura de una forma seria y que pasemos del 1,2% del PIB a más del 2% que es lo que en otros países europeos se dedica a investigación.
Eso a nivel político, pero ¿cómo percibe la sociedad el trabajo científico?
A nivel social la pandemia ha revelado que la gente entiende que la ciencia es importante pero también que tiene sus plazos. Ha habido un cierto resquemor o desconfianza, porque algunas investigaciones han ido aparentemente muy rápido. Pero esto no ha sido porque sí, no se han saltado pasos. Lo que ha ocurrido es que hay países que ya habían invertido, que ya tenían la infraestructura, que ya tenían el material y con grandes dotaciones de presupuestarias han avanzado más rápido. Se han podido hacer ensayos clínicos con miles de pacientes a la vez, porque ha habido muchos hospitales colaborando. Esto es importante: cuando quieres respuestas rápidas tienes que invertir. Si no, lleva su tiempo.
¿Cómo se ve desde ASEICA el Plan de Apoyo a la Investigación del Ministerio de Ciencia?
El Ministerio ha pasado por estrategias, plan, pacto… distintas formulaciones de un objetivo que por supuesto es importante. Se trata de impulsar la investigación, aumentar la dotación presupuestaria e incluso tener planes de desarrollo de la carrera investigadora. Claro que estamos de acuerdo, pero el problema es la letra pequeña de cómo se va a hacer y cuándo.
En este momento hay muchos problemas sobre todo en la investigación más básica y traslacional, pues los proyectos han sido muy irregulares en las convocatorias. En este momento tenemos un gap de ocho meses porque no se convocan proyectos. Desde ASEICA conceptualmente estamos a favor, pero queremos hechos, no podemos esperar mucho más tiempo.
Marisol Soengas en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas / CNIO
Ha desarrollado una carrera profesional notable logrando reconocimiento en un entorno mayoritariamente masculino. ¿Ha experimentado mayores dificultades o condicionantes específicos para avanzar en su carrera?
Siempre lo digo: yo no me he sentido discriminada y no creo que mi carrera haya avanzado más despacio por ser mujer. Pero también digo siempre que a mí no era fácil discriminarme porque partía de muy buenas notas en la carrera y además siempre me he esforzado, pero lo hago por mi carácter, que me lleva a intentar dar un paso más. Pero sí que me he encontrado muchísimo paternalismo y no sólo en mi caso, lo veo alrededor.
¿Por qué decidieron crear ASEICA-Mujer?
En primer lugar por las cifras: sabemos desde hace décadas que hay muchas mujeres en las fases iniciales, como estudiantes predoctorales o posdoctorales, como el 60-70%, pero luego en puestos de responsabilidad hay dos o tres de cada diez. Y esto lleva siendo así desde hace treinta años o más. He visto muchas situaciones en las que mujeres con gran talento lo están teniendo muy difícil hasta el punto en que han decidido parar su carrera o desviarla hasta otros puestos de menor responsabilidad.
Desde el principio tenía claro que el lema de ASEICA-Mujer tenía que ser “Pásate a la acción”. El objetivo es preguntarnos qué podemos hacer nosotras y también nosotros. Porque en ASEICA-Mujer somos tanto hombres como mujeres: creemos que romper las barreras de cristal es algo que tenemos que hacer conjuntamente.
¿Cómo se pueden romper esas barreras de cristal?
Se puede abordar desde el nivel administrativo, intentando cambiar las políticas científicas, pero también a título asociativo. Desde ASEICA-Mujer llevamos algo más de tres años en los que hemos organizado talleres y cursos, sobre todo de liderazgo y de comunicación porque nos parece que es un punto que tenemos que trabajar todas las mujeres. Nos parecía muy importante también el concepto de network, de interacción y mentorización. Tenemos un programa de mentorazgo que se llama “ASEICA4you”, que intenta favorecer el desarrollo profesional de las mujeres y también los hombres en el campo de la investigación en cáncer.
Otro objetivo es dar visibilidad a las mujeres. Cada vez que vemos una mujer que consigue un proyecto, que le hayan concedido una beca, que tenga una publicación, intentamos visibilizarlo. Nuestro lema global, además de “Pásate a la acción”, es “Yo puedo, tú puedes”. Parte de decir: convéncete, atrévete y que no te dé miedo enfrentarte a retos. Pero el “tú puedes” incluye ayudar a los demás, intenta también ser mentor o sponsor.
Recientemente han celebrado la campaña “CONÓCELAS”, que ha tenido gran repercusión.
Es lo más emocionante en lo que me he visto involucrada y una de mis grandes alegrías. Se trataba de acercar a las mujeres investigadoras a los colegios, institutos y a la universidad. Pero tanto a los niños como a las niñas, porque nos parecía importante que nos conocieran todos. El hecho de que aprendan cómo somos va a servir a la larga para reducir barreras de género.
Tuvimos 6.500 alumnas y alumnos conectados y 150 investigadoras. Pudimos ver, dependiendo de la edad, lo que les interesa y cómo perciben a las investigadoras. Las pequeñas, por ejemplo, vieron a la científica en su bata, pero también descubrieron a unas mujeres con hobbies, algunas aparecían saltando en paracaídas, otras escalando… A las adolescentes les gustó muchísimo esa fase de detrás de la bata, decían “sois interesantes, cuántas cosas hacéis fuera del laboratorio, y viajáis…”. Un concepto de la ciencia como algo realmente interesante. Las más mayores, las de universidad, ya tenían otras preguntas de cómo hacer, qué becas, qué proyectos y les gustaba mucho ver el ejemplo de mujeres que lo han conseguido.
¿Qué ha aprendido de la experiencia, qué conclusiones han sacado?
Lo que hemos aprendido es que cada nivel tiene unos intereses y unas percepciones" diferentes de las mujeres científicas. Y también, en la organización, he aprendido a delegar y a confiar. Eran 150 investigadoras hablando simultáneamente a otras tantas aulas y no se podía estar en todo, les dimos unas pautas pero cada una fue independiente. Al final hemos visto la ilusión que hay por parte de los de los estudiantes, pero también el sentimiento de equipo que se montó alrededor de la iniciativa y eso fue fantástico. Que te digan "estoy orgullosa de ser una investigadora de ASEICA y de participar en esta actividad" no tiene precio.
Buena parte de las dificultades de las mujeres en lo profesional están relacionadas con la conciliación. ¿Son conscientes los más jóvenes de ello?
Los pequeños viven de la curiosidad total y ni se les pasa por la cabeza el tema de la conciliación. Incluso las adolescentes, poco o nada. Tenemos que trabajar mucho con las estudiantes que están en la universidad y las jefas jóvenes. Ahí es donde hay que trabajar aspectos de conciliación, de compartir con la pareja. Para mí es algo tan natural... Yo no aceptaría otra cosa, porque una pareja te puede ayudar o ser un freno.
A tenor de esta experiencia, ¿qué consejo daría a potenciales científicas que no suene paternalista ni condescendiente?
Mi mensaje siempre es igual para los niños que para las niñas: para mí lo más importante es que se atrevan y que no se limiten. Uno no nace siendo científico, vas aprendiendo y lo que es muy importante, si la primera vez no te sale, pues inténtalo otra vez. Esta situación de pandemia tiene ventajas como que se puede invitar a gente relevante a dar charlas online. Mi recomendación siempre es "no os limitéis, atreveos, a lo mejor no lo conseguís a la primera, pero la segunda, si insistís, probablemente lo consigáis. Las cosas no ocurren porque sí, hay que dar un primer paso y hay que dar el segundo paso".
Participa además en el Grupo de mujeres influyentes de Galicia.
Surgió de una forma bastante informal. Parte de una iniciativa más general de toda España de mujeres influyentes en distintas comunidades autónomas. La mayor parte no estamos en Galicia y el objetivo es unir esfuerzos para dar visibilidad a todo el talento en Galicia y servir para impulsar el desarrollo profesional de mujeres en Galicia.
Participo también en otra iniciativa fantástica que es Executivas de Galicia, una de los grandes referentes de cómo la unión hace la fuerza en el contexto de mujeres. La presidenta es Carla Reyes Uschinsky, que desde Galicia está haciendo un trabajo fantástico a todos los niveles.
Otro grupo en el que también participo es el de Científicas de Galicia, que se está organizando ahora, tienen un programa de radio, “La Ciencia es Femenino”.
¿Cómo puede con tanta actividad?
Si pierdes la ilusión por hacer por tu trabajo es una pena. Yo tengo la suerte de que me dedico a la profesión que me gusta. Probablemente podría tener una vida mucho más relajada si me dedicara a otra cosa. Pero, por ejemplo, que mis estudiantes me traigan los resultados, me digan “mira lo que me he encontrado” y propongan experimentos, me compensa todo.
Inmaculada Ramos no es solamente para Asomega su vicepresidenta: es el alma de todas sus iniciativas, la mano que con más energía y firmeza hace girar la manivela para que la actividad no se detenga y la mirada cabal que permite poner los pies en el suelo y consigue, como dice el presidente, Julio Ancochea, que "hacer se convierta en la mejor manera de decir". Todo con un marcado acento gallego -que renueva in situ en su Quiroga natal siempre que puede- y una actitud positiva y vitalista imprescindible en proyectos como el de Asomega, tan ilusionantes como laboriosos.
Recién nombrada directora del Distrito Sanitario de Monforte de Lemos, y antes de hacerse cargo de su nueva responsabilidad, Inma Ramos nos ofrece su visión de la actualidad de Asomega y su punto de vista sereno sobre otras cuestiones de interés.
Inmaculada Ramos, vicepresidenta de Asomega
- Pese a todo lo vivido en 2020, Asomega ha mantenido en buena parte su actividad con la concesión de su Insignia de Oro, la convocatoria del Nóvoa Santos, la edición de "Memorias de la Covid-19", etc. ¿La entidad está resistiendo bien a la pandemia?
¡Pues eso parece! Como digo yo, de los eventos importantes de Asomega, por culpa de la pandemia, no se ha dejado de hacer ninguno.
Hemos podido imponer la Insignia de Oro a nuestro queridísimo José Ramón Ónega, delegado de la Xunta en Madrid y también Director de la Casa de Galicia en la misma ciudad, tristemente fallecido a causa de la Covid-19. Desde aquí mi más sentido pésame a su familia y amigos.
Este evento, realizado a finales de noviembre del pasado año, gracias a las tecnologías de la comunicación, lo pudimos retransmitir por streaming alcanzando más de 400 visualizaciones, cuatro veces el aforo que normalmente acude a esta celebración.
También a finales del año pasado y contando con el patrocinio del laboratorio Roche, se ha podido convocar la XXII edición del Premio Nóvoa Santos.
Lamentablemente no pudimos reunirnos el verano pasado en Allariz pero la cita queda pendiente y ojalá lo podamos hacer este 2021.
- Lo peor de esta situación es, sin duda, el adiós forzoso y anticipado de muchos seres queridos. En el caso de Asomega la pérdida más sentida ha sido la de uno de sus socios fundadores, José Manuel Pérez Vázquez. ¿Qué significó su figura para Asomega?
Sí, ha sido una triste pérdida y de nuevo quiero trasladar mi más sentido pésame a toda su familia. José Manuel Pérez Vázquez fue un gran médico con, nada más y nada menos, tres especialidades médicas: Medicina Nuclear, Radioterapia Oncológica y Oncología Clínica. Temporalmente coincidimos en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón, cuando yo era residente de Cirugía General y del Aparato Digestivo y él era el jefe del Servicio de Medicina Nuclear. Recuerdo emocionada, en un evento de Asomega donde nos conocimos físicamente, cómo nos dimos cuenta que habíamos realizado una comunicación a un congreso entre ambos servicios. Fue un momento entrañable.
José Manuel Pérez Vázquez fue socio fundador de Asomega y perteneció a la Junta Directiva como vicepresidente primero desde su constitución, en 1994, hasta el año 2003. En esos primeros años, en 1996, se sentaron las bases del Premio Nóvoa Santos y de la Insignia de Oro, así como la visión nacional e internacional de la asociación, eliminando el “de Madrid” de la Asociación de Médicos Gallegos en el año 1998.
También quiero recordar la pérdida para otro socio fundador, el Dr. Vicente Otero, a quien, lamentablemente, la Covid-19 se llevó a su querida esposa, nuestra amiga Pituca. Que ambos DEP.
- Vicepresidenta, ¿qué opciones hay de que se pueda organizar el II Encontro Mundial de Médicos Galegos en 2021? ¿O resulta aún prematuro hablar de grandes eventos?
Estamos en unos momentos de gran incertidumbre. Acabamos de culminar el pico de la tercera ola de la pandemia y no sabemos qué va a pasar. Las vacunaciones en España no están siendo tan rápidas como quisiéramos y nuevas variantes del virus nos acechan, todavía sin saber bien cómo afectarán a la pandemia y si las vacunas serán o no efectivas contra ellas.
Todos tenemos mucha ilusión en repetir este encuentro concebido de manera bienal. Sin embargo, honestamente, creo que este año va a ser un poco difícil que pueda llevarse a cabo en el mismo formato presencial del primero (ya conocemos que hay eventos en nuestro país que han sido cancelados a más de cinco meses vista), no descartando que pudiésemos hacer un Encontro híbrido online-presencial.
No obstante, la buena noticia es que, si bien 2021 era un momento magnífico para nuestro segundo Encontro por ser Año Santo Compostelano, desde Roma, Su Santidad el Papa Francisco, ha concedido que 2022 sea de nuevo Año Jubilar, por lo que la conjunción de ambos hitos pueden volver a producirse con alta probabilidad.
Inmaculada Ramos en la Comida de Verano de Asomega que se celebró en su pueblo, Quiroga
- Respecto al Premio Nóvoa Santos, que ha vuelto a convocarse y que se fallará en primavera, presenta una importante novedad en lo relacionado con el reparto de la cuantía del premio.
Pues sí. ¡O renovarse o morir! En tiempos de crisis hay que innovar en aquello que se viene haciendo. En estos años de pandemia, en la asociación nos surgió la necesidad de premiar más iniciativas en el campo de la biomedicina, sobre todo después de ver a todos nuestros sanitarios dejarse literalmente la piel en la asistencia sanitaria, así como todos los investigadores que están aportando ciencia para la toma de decisiones. Nuestro Premio Nóvoa Santos se encuadra entre los siete premios de mayor cuantía económica en Biomedicina en España. Pues bien, no pudiendo incrementar nuevas categorías a premiar con nueva dotación económica, hemos querido que los 12.000€ del premio se distribuyesen, a través del propio galardonado, un 25% del mismo a un proyecto de investigación a cargo de investigadores jóvenes gallegos y otro 25% a un proyecto de humanización sociosanitaria dentro de Galicia.
- Desde un punto de vista médico y científico, ¿cómo ha vivido a lo largo de estos meses la evolución respecto al conocimiento del virus? Lo cierto es que nunca antes tanta gente estudió de forma tan intensa un mismo asunto...
Todos los días nos llegan alertas de publicaciones sobre la Covid-19. Es realmente impresionante. En PubMed, solo en el año 2020 se han publicado más de 90.000 artículos sobre Covid-19 y en lo que llevamos de 2021, más de 16.000. Yo lo he vivido de manera abrumadora y por eso decidí (no estando en primera línea) acercarme a publicaciones recopilatorias o de puesta al día que ya hacen una criba de lo publicado.
El mundo clínico y científico se ha volcado en dar respuestas a un fenómeno que no ocurría desde hacía más de 100 años. Sin embargo, aún son muchas las preguntas que están sin responder (diferencias territoriales de infección, morbilidad y mortalidad, las nuevas variantes del virus, los nuevos tratamientos, la efectividad de las vacunas, el long-covid…). Todo esfuerzo para conocer más sobre este coronavirus y su enfermedad será bienvenido.
Inmaculada Ramos en el pasado Encontro Mundial de Médicos Galegos, flanqueada por Joan B. Soriano y el también vicepresidente de Asomega Francisco García Río
- Hemos pasado del "saldremos mejores" de las primeras semanas de pandemia al "a ver cómo salimos de esta" tras las sucesivas oleadas. ¿Cree que socialmente el coronavirus nos dejará heridas hondas?
Nos acordaremos de la pandemia en la medida que hayamos perdido algún ser querido o hayamos estado en primera línea de combate y nos haya afectado personalmente.
Creo que la sociedad, en su conjunto, diluirá a la pandemia en su inconsciente colectivo… como algo que sí, que pasó y fue terrible…y que puede volver a pasar… pero una vez que ya no sintamos el peligro, tenderemos a olvidarla. Ya se oyen voces que dicen que nos moveremos a unos nuevos “locos años 20” de esta nueva centuria.
- Asomega Muller arrancó en 2020 con el propósito de apoyar la igualdad de oportunidades y de reconocer el peso e influencia femeninos en el ámbito de la sanidad. ¿Queda mucho camino por recorrer al respecto, cuál es su percepción?
Cuando tenemos que hacer campañas de discriminación positiva hacia las niñas y jóvenes para que elijan carreras STEM, o haber creado recientemente el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Asamblea Científica, que se celebró por sexto año consecutivo este 11 de febrero, pues sí, ¡todavía queda bastante camino por recorrer!
Ya no es solo la invisibilidad que hubo con las mujeres, sino, para mí mucho peor, que hombres se hayan apropiado de sus trabajos. Hoy esto no lo podemos permitir (#NoMoreMatildas).
Creo que desde Asomega, el reconocer a todas esas mujeres que han sido pioneras o que están realizando su trabajo en reconocidos y prestigiosos centros sanitarios o de investigación, a la par que cualquier hombre, es una iniciativa que honra a la asociación y por ello expreso mi enhorabuena a nuestra compañera María Rodríguez, impulsora de la misma.
Sus once años al frente de la Casa de Galicia en Madrid, que tantas veces ha acogido las iniciativas de Asomega, su apoyo entusiasta a cuantas actividades se le han propuesto desde la asociación y, por supuesto, su enorme calidad humana son factores más que suficientes que justifican que la Asociación de Médicos Gallegos haya decidido este año entregar su Insignia de Oro a José Ramón Ónega.
José Ramón Ónega y Julio Ancochea, presidente de Asomega, en una imagen de 2018 correspondiente a uno de los actos organizados por Asomega en la Casa de Galicia de Madrid
Así lo decidió la Junta Directiva en su reunión del pasado mes de febrero y ahora, a pesar de las especiales circunstancias en que todos nos vemos inmersos a causa de la pandemia, se ha decidido materializar tal intención.
En un acto que se celebrará en la propia Casa de Galicia el jueves 26 de noviembre a las 13 h., el presidente de Asomega, Julio Ancochea, hará entrega de la distinción al delegado de la Xunta de Galicia en Madrid y director de la Casa de Galicia en la capital, José Ramón Ónega. El acto, debido a las restricciones a las que obliga la actual situación sanitaria, se desarrollará sin público pero podrá seguirse vía streaming en los canales de Asomega en YouTube y Facebook.
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"El gallego es un pueblo sensacional"
"La gente es tan positiva en su forma de actuar, tan generosa, que se acuerda de un ciudadano humilde de Mosterio-Pol, Lugo, como soy yo para concederle el honor de hacerle partícipe de esos valores". Así se expresaba el propio Ónega en una entrevista en Crónicas de la Emigración el pasado mes de abril al ser preguntado sobre la concesión de la Insignia de Oro de Asomega.
Añadía que "el gallego es un pueblo sensacional. Tiene unas virtudes y unos condicionamientos de tipo social, de forma personal de ser, que son difíciles de igualar por los otros pueblos de España. No digo que los otros sean menos, pero el pueblo gallego, esa raíz celta que emana en esas situaciones difíciles, complejas, es la simiente que nos dejaron los colonizadores en su momento y los primeros pobladores y también los siguientes. El pueblo gallego tiene una fuerza que no suele manifestar, porque somos un pueblo humilde, y con pasión por descubrir los valores positivos de la vida", sostiene.
Añade que "la forma de ser, el sentido de la ciudadanía, el saber estar, eso se da en Galicia. Somos un pueblo genial en ese aspecto, como pueblo, como entidad pública y como protagonistas de un proceso histórico".
Una vida volcada en el servicio público
José Ramón Ónega López nació en Mosteiro, Pol (Lugo) en 1939. Licenciado en Derecho por la Universidad de Santiago, es técnico de la Administración Civil del Estado. Ha ocupado diversos cargos públicos a lo largo de su dilatada trayectoria profesional, especialmente vinculados al Ministerio del Interior.
Entre ellos destacan los de gobernador civil de Zamora y de Vizcaya; director general de Política Interior desde 1996; presidente de la Comisión Nacional contra la Violencia Deportiva; secretario general de la Comisión Interministerial de Extranjería y presidente de la Comisión Interministerial de Asilo y Refugio.
Desde 2009 es delegado de la Xunta en Madrid y director de la Casa de Galicia en la capital. En el año 2015 fue nombrado Académico Correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Es hermano mayor del popular periodista Fernando Ónega.
Es autor de diversas obras entre ellas: “Los judíos en el Reino de Galicia“, (Ed. Nacional, 1981) de la que se publicaron varias ediciones; “Odoario el africano. Colonización de Galicia en el Siglo VIII” (Editorial do Castro, 1988); “Perfil histórico, artístico y paisajístico del Concello de Pol” (1988); o la novela “El promontorio de los claveles marinos” (1999).
Además, ha firmado más de medio centenar de monografías sobre extranjería, asilo y temas sociales y ha sido colaborador habitual de la prensa gallega, en especial de El Correo Gallego durante más de una década.
"Una modesta aportación a la convivencia cívica, una llamada a la esperanza”. Este es el propósito del libro “Memorias de la COVID-19. Relatos de la Fase 1”, según sus editores, Julio Ancochea -presidente de Asomega- y Mario Braier.
Entre el prólogo de Federico Mayor Zaragoza y el cierre de Diego Gracia Guillén, más de 80 firmas de profesionales sociosanitarios, de la comunicación y de la educación ofrecen sus particulares visiones del insólito episodio que nos toca vivir con un nexo común: la creencia de que la solidaridad es un factor contributivo en un nuevo escenario en el que ser positivo ha adquirido otro cariz.
El libro, promovido por la Red contra la Tuberculosis y por la Solidaridad (Red TBS-Stop Epidemias), ofrece una radiografía general de un momento histórico singular que desnuda nuestras carencias sistémicas e intenta ahondar en hasta dónde llegan nuestros valores solidarios.
"Memorias de la Covid", cuyo germen ha sido la newsletter del mismo nombre promovida por Red TBS, ha salido adelantegracias al patrocinio de Previsión Sanitaria Nacional (PSN), que responde a la estrecha vinculación que la mutua mantiene con las profesiones sanitarias, y también con el apoyo de empresas y entidades como Farmaindustria, el Hospital Universitario de La Princesa, la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), las Cátedras UAM-GSK “Respira Vida” y UAM-Roche “EPID Futuro”, y las empresas ChiesiEspaña, Grupo Menarini, Sandoz y ServeisClínics. También Asomega ha participado de forma activa en su gestación y ha contribuido a que este ambicioso e inusual barco llegue a puerto.
Esta primera edición cuenta con 10.000 ejemplares que serán distribuidos de manera gratuita entre los miembros del colectivo sociosanitario y de la comunicación. Puede acceder a un completo resumen de la obra en este enlace.
Firmas de Asomega
La colaboración de Asomega en la concreción de "Memorias de la Covid" ha ido más allá del apoyo institucional y logístico para la realización del libro. Aporta también una importante lista de autores al ya meritorio elenco que se ha reunido para dar forma a la propuesta.
Además del propio Julio Ancochea, presidente de Asomega, plasman sus reflexiones en este libro Francisco García Río y José María Eiros Bouza, vicepresidentes; Esther Barreiro, miembro de la Junta Directiva; Emilio Bouza, ex integrante de la dirección de Asomega y actualmente socio; y los socios Miguel Carrero -presidente de Grupo PSN-, Pilar Rodríguez Ledo -vicepresidenta de la SEMG- y Joan B. Soriano, además de Iñaki Moreno, de Comunicación de la asociación.
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