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Últimos días para optar al Premio Nóvoa Santos de Asomega de investigación

31 de marzo, fecha límite para optar al XXIV Premio Nóvoa Santos de Asomega.

El correo de la Secretaría Técnica de Asomega (info@asomega.es) ya está recopilando candidaturas al XXIV Premio Nóvoa Santos, y las seguirá aceptando hasta el próximo lunes 31 de marzo, según especifican las bases de la convocatoria de este año. 

31 de marzo, fecha límite para optar al XXIV Premio Nóvoa Santos de Asomega.

En ellas se establece que podrán optar al galardón "personalidades relevantes gallegas, o directamente vinculadas a Galicia, de la medicina y/o biomedicina cuya labor profesional o científica haya sido de repercusión nacional o internacional y, específicamente, de proyección hacia Galicia". La decisión final la tomará la Junta Directiva de Asomega a partir de la propuesta formulada por el Comité Científico de la Asociación. 

Para el presidente de Asomega, el trivés Julio Ancochea, ya desde la pandemia quedó más patente que nunca  el papel central de los científicos como aportadores de soluciones, y convocatorias como la del Nóvoa Santos ponen el foco en dignificar su labor y reivindicar que "la ciencia es clave para conquistar el futuro". Añade que "los ganadores de las 23 ediciones anteriores han marcado la ciencia con su talento y dedicación. Su legado es la mejor garantía de la solidez y calidad de esta convocatoria".

El Nóvoa Santos sigue siendo uno de los premios científicos mejor dotados económicamente. Como en las últimas ediciones, se mantiene la cuantía de 12.000 euros que se reparten así:

  • el 50% de la cuantía (6.000 €) será directamente para el ganador.
  • el 25% (3.000 €) se destinará a financiar un proyecto de investigación desarrollado por jóvenes investigadores gallegos que será propuesto por el ganador, o como ayuda inicial para la realización de una tesis doctoral dirigida por el galardonado.
  • el otro 25% (3.000 €) se vinculará a la iniciativa Asomega Axuda: también a propuesta del ganador del premio, el importe se destinará a apoyar acciones o proyectos de instituciones o asociaciones sin ánimo de lucro que favorezcan a los más necesitados e impulsen a la humanización en el entorno de la Comunidad Autónoma de Galicia.

Premio Nóvoa Santos de Asomega: una garantía de excelencia investigadora

Premiados con el Nóvoa Santos de Asomega.

El 31 de marzo concluye el plazo para optar a la XXIV edición del Premio Nóvoa Santos de Asomega a la investigación biomédica, un galardón que se entregó por primera vez en 1996 y cuya nómina de ganadores supone una acertada fotografía de la excelencia investigadora gallega en el último cuarto de siglo.

Premiados con el Nóvoa Santos de Asomega.

Como señaló Juan José Fernández Teijeiro, socio de Asomega y doctor en Medicina, Psicología y Filosofía en un artículo publicado antes de la entrega del último premio a Luz Couce, "a lo largo de estos últimos treinta años, este prestigioso galardón, acreditado con una trayectoria de excelencia en el mundo científico, enaltece a quien lo recibe, y al mismo tiempo, con legítimo orgullo, honra con su nominación la figura y la obra del que fue una de las figuras más relevantes de la ciencia médica en los años del pasado siglo".

Añadía Fernández Teijeiro que "en esa época conocida como la Edad de Plata de la Cultura Española —años treinta del pasado siglo— brilló la estrella de Roberto Nóvoa Santos (La Coruña,1885 – Santiago,1933), aunque por desgracia fallece a los 48 años en plena madurez.  En palabras de Gregorio Marañón:  « […] fue ese maestro admirable que ya no volverá a hacernos oír su palabra  […] en el verbo más neto y emotivo que escuchó la Universidad española»".

90 años después: Roberto Nóvoa Santos, un aniversario y un premio

El listado completo de ganadores, con enlace para ampliar información sobre cada uno, es el siguiente:

I - 1996: José Luis Puente Domínguez
II - 1997: José Peña Guitián        
III - 1998: Manuel Sánchez Salorio
IV - 1999: Ramón Domínguez Sánchez
V - 2000: Gregorio Varela Mosquera
VI - 2001: Ramón Berguer Sandez
VII - 2002: Luis Concheiro Carro
VIII - 2003: Miguel Cabanela González-Seco
IX - 2004: Joaquín Potel Lesquereux
X - 2005: Alfonso Castro Beiras
XI - 2006: Rafael Tojo Sierra
XII - 2007: Real Academia de Medicina y Cirugía de Galicia
XIII - 2008: Felipe Casanueva Freijo
XIV - 2009: Ángel Carracedo
XV - 2010: Alberto Juffe Stein
XVI - 2011: María José Alonso Fernández
XVII - 2013: Carlos Diéguez González
XVIII - 2014: Juan Gómez Reino
XIX - 2015: José Castillo
XX - 2017: Bartolomé Burguera
XXI - 2019: José Ramón González Juanatey
XXII - 2021: Pilar Rodríguez Ledo
XXIII - 2024: Luz Couce

Talento y trabajo femeninos en las últimas ediciones del Premio Nóvoa Santos

talento femenino en el Premio Nóvoa Santos de Asomega

Hasta el próximo 31 de marzo está abierto el plazo de presentación de candidaturas al XXIV Premio Nóvoa Santos de investigación biomédica que convoca Asomega, uno de los galardones científicos más prestigiosos del panorama nacional. Se da la circunstancia de que a lo largo de su historia solo ha inscrito en su nómina de ganadores tres nombres femeninos, con una salvedad significativa: dos de ellos en las últimas ediciones convocadas.

talento femenino en el Premio Nóvoa Santos de Asomega

XXIII Premio Nóvoa Santos

El 26 de abril de 2024, la doctora María Luz Couce Pico fue distinguida con el XXIII Premio Nóvoa Santos en una ceremonia celebrada en el Palacio de Fonseca de Santiago de Compostela, coincidiendo con el 30º aniversario de Asomega.

La doctora Couce, jefa del Servicio de Neonatología del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela y directora científica del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela (IDIS), destacó la importancia de la investigación y la innovación en el ámbito sanitario, subrayando que este reconocimiento refuerza su compromiso con la mejora continua de la atención médica y el avance de la ciencia.

Además, enfatizó la relevancia de la colaboración interdisciplinaria y la formación de nuevos profesionales como pilares para el progreso de la medicina. Resaltó la necesidad de apoyar a los jóvenes investigadores y fomentar su desarrollo en entornos que promuevan la excelencia y la dedicación al servicio de la sociedad.

En línea con este compromiso, la doctora Couce propuso destinar la parte del premio destinada a impulsar el trabajo de un joven científico gallego a la joven investigadora gallega Rosaura Picáns, que está desarrollando un proyecto de estudio y caracterización de vesículas extracelulares en la leche materna. La parte solidaria del galardón fue para la Fundación Andrea, organización que brinda apoyo a niños hospitalizados y a sus familias. 

XXII Premio Nóvoa Santos

En septiembre de 2021 recibió el galardón Pilar Rodríguez Ledo, subdirectora del Área Sanitaria de A Mariña, Lugo y Monforte de Lemos, y de Humanización, Calidad y Atención al Ciudadano en el Hospital Universitario Lucus Augusti de Lugo. La también presidenta de la SEMG se convirtió en la primera representante de Medicina de Familia en obtener el galardón. En el acto de entrega, celebrado en el Paraninfo de la Universidade de Santiago, la lucense reivindicó la importancia de la Medicina de Familia.

En su discurso subrayó la necesidad de reconocer y valorar adecuadamente el papel de la Atención Primaria en el sistema sanitario y dedicó el premio a todos los profesionales que trabajan en el primer nivel asistencial, especialmente a aquellos que ejercen su labor en entornos rurales, de los que destacó su compromiso y dedicación en la mejora de la salud de la comunidad.

Rodríguez Ledo también puso el foco en la investigación en Medicina de Familia y Atención Primaria, destacando que este campo tiene un gran potencial para generar conocimiento y aportar soluciones innovadoras que mejoren la calidad asistencial. En este sentido, abogó por fomentar la formación en este ámbito, dotando a los profesionales de las herramientas precisas para ello. 

Esta XXII edición del Premio Nóvoa Santos fue la primera en la que se puso en práctica la inclusión en el palmarés, a propuesta de la ganadora, de una iniciativa solidaria y un proyecto de investigación. En estos capítulos los receptores del premio fueron el Centro San Vicente de Paúl, de Lugo, y Cristina Núñez, responsable de investigación básica del Grupo de Investigación Oncológica Trasnacional en el Hospital Universitario Lucus Augusti.

Se da la circunstancia de que Rodríguez Ledo fue reconocida el año pasado como una de las mujeres líderes de la sanidad española en los Premios Sanitarias de Redacción Médica

 

XVI Premio Nóvoa Santos

La primera mujer que obtuvo el premio de Asomega fue María José Alonso, en 2011. Como señaló la noticia publicada en aquel momento por "La Voz de Galicia", aquel fue un año importante para la investigadora: lo inició con su inclusión en el top ten mundial en el ránking de farmacología y toxicología elaborado por el Times Higher Education, con lo que se convirtió en la primera española en alcanzar este puesto, y meses después logró el Premio Rey Jaime I de Nuevas Tecnologías, cuyo jurado está formado por veinte premios Nobel. A ello se sumó "un nuevo y no menos importante galardón, el prestigioso premio Novoa Santos, concedido por la Asociación de Médicos Gallegos (Asomega)".

Alonso declaró entonces que era para ella, "como farmacéutica y como persona, un gran honor recibir este galardón, que prueba el reconocimiento de mi trabajo en el ámbito clínico". Ex vicerrectora de Investigación en la Universidade de Santiago, durante su mandato impulsó la creación de los centros singulares de investigación y del Campus Vida de la USC. Es, además, pionera en España en la aplicación de nanotecnología en la liberación de fármacos, y en la actualidad dirige su propio laboratorio en el Instituto de Investigación CIMUS de la USC.

"La Medicina no es solo un algoritmo de tratar y curar, se crea un vínculo con el paciente que no debemos perder"

Javier García-Samaniego

Sus casi cuatro décadas de ejercicio profesional en Madrid ni le han hecho abandonar su condición de falante de galego —no normativo, pero que actualiza siempre que tiene interlocutor para ello— ni le han alejado de su Ferrol natal más que por una cuestión de distancia física, que no emocional. Javier García-Samaniego es jefe de Sección de Hepatología de La Paz de Madrid, responsable del grupo de investigación “Hepatología Traslacional” de su instituto de investigación (IdiPAZ) y coordinador de la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España (AEHVE), además de profesor de Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid y socio de Asomega.

En esta entrevista realizada en el Centro Gallego de Madrid narra su experiencia en la lucha contra las hepatítis víricas en España, un caso de éxito del que se declara afortunado observador —y, aunque no lo diga, del que es uno de sus protagonistas—. Apasionado por la clínica, la Medicina —carrera que estudió en Santiago— en general y la Hepatología en particular, García-Samaniego confiesa que la vocación médica le viene de su abuelo, médico en Ferrol. Y allí, en su ría, conserva un rincón al que se escapa siempre que tiene oportunidad.

Javier García-Samaniego

¿Qué le llevó a especializarse en Hepatología y más concretamente en el estudio de las hepatitis víricas?
Yo quería ser clínico, no cirujano, y dentro de la Medicina Interna me gustaba la parte de digestivo y me gustaba el hígado. Cuando el profesor Pajares, que fue mi jefe en el Hospital de La Princesa, me pidió hacerme cargo de la de la consulta de hígado comprobé que me gustaba más que las enfermedades de gastroenterología, y por ahí empezó la afición a las hepatitis. Hoy, por desgracia, Hepatología no es todavía una especialidad en España, aunque los hepatólogos luchamos por que sea un área de capacitación. La cosa iba más o menos encarrilada pero el COVID frustró un poco esto. 

Conoció en primera línea la gran irrupción de las hepatitis víricas en nuestro país.
Recuerdo que en aquella época todavía el alfabeto era muy cortito, era el virus A, el B y se conocía el D pero aún no el C, le llamábamos "no A y no B". Viví de cerca el estallido de la epidemia de las hepatitis víricas en los años 80- 90, primero por el auge de la drogadicción intravenosa y después también porque en aquella época afloraron muchos casos de transfusiones y enfermos con hepatitis inexplicables que tenían unas transaminasas altas, algunos hacían una cirrosis y no sabíamos como tratarlos. Salió el Interferón, que como no había nada nos parecía que podía ser un bálsamo, pero con él curamos menos de uno de cada diez y además con efectos secundarios. Después vino todo el desarrollo farmacológico de lucha contra las hepatitis.

Si tienes cierta perspectiva, al final vas asistiendo a cómo el abordaje de las enfermedades puede mejorar, pero yo se lo digo a muchos colegas: pocas veces se puede dar una situación en Medicina como la que se ha dado con la hepatitis C. El hecho de que una enfermedad que, en nuestro país, afectaba a cientos de miles de personas ahora sea residual es un éxito, no diría que irrepetible, pero que se da muy pocas veces en el tiempo. Yo he tenido la suerte de vivirlo y por eso me he dedicado y me sigo dedicando a ello, por fortuna cada vez menos porque las hepatitis van a menos.

¿Cuáles cree que son las claves del éxito en el control de la hepatitis C en España? ¿Es nuestro país un ejemplo a nivel internacional?
De entrada yo diría que hubo una sensibilización, probablemente obligados por las circunstancias, porque se vivió una tormenta perfecta para que las administraciones cogieran el toro por los cuernos. Por un lado, muchos pacientes en España: estamos hablando de entre 200.000 y 250.000 con hepatitis C; la presencia de unas unidades de hepatología y de otras infecciosas comprometidas, sensibilizadas, con los pacientes bien caracterizados y con las bases de datos al día, es decir, los recursos humanos perfectamente disponibles; y, por último, unas herramientas terapéuticas fantásticas: los antivirales. ¿Qué quedaba? Financiar eso, que era un dineral porque los antivirales se han ido abaratando pero eran muy caros en ese momento.

Entonces, la presión de los pacientes, el compromiso de los hepatólogos y, al final, el que la Administración entendiera que había que abordarlo supuso la elaboración del plan estratégico para el abordaje de la hepatitis C en el Sistema Nacional de Salud, que muchos países deberían copiar. Ahora, cuando se cumplen 10 años de su aprobación, se comprueba que nos ha permitido tratar prácticamente a dos de cada tres, por no decir tres de cada cuatro pacientes con hepatitis C. Faltan por actualizar las cifras del año pasado, pero seguramente estemos en los 180.000 pacientes tratados y curados.

¿Ha dejado la hepatitis C de ser un problema de salud pública?
La hepatitis C ya no es un problema relevante de salud pública, no se trasplanta a la gente por enfermedad hepática terminal. Van pacientes a trasplante hepático porque a lo mejor hacen tumores. La eliminación del virus disminuye mucho la incidencia de cáncer hepático, pero no la elimina por completo. Pero si uno va a las salas de hospitalización de los hospitales grandes ve que en la planta de digestivo e hígado hay determinados enfermos cirróticos, ninguno de los cuales es por virus C. Tampoco por virus B, que aunque no se cura tenemos medicinas que dejan suprimida la replicación y por tanto la enfermedad no avanza, también cero. Es decir, volvemos a los orígenes de la hepatología, en la que la mayor parte de los casos de enfermos ingresados eran por enfermedad hepática alcohólica.

Esto ha supuesto una disminución de la mortalidad y la morbilidad por enfermedad hepática crónica muy significativa en nuestro país. Y con los trasplantes pasa igual. Han disminuido los requerimientos de trasplante hepático en un 40% desde que están los antivirales orales disponibles.

La relevancia de la curación de la hepatitis C se verá con la suficiente perspectiva en los próximos años.

¿Pero esta situación podría ser reversible? ¿Podríamos volver atrás? 
Esa es una buena pregunta. Hay un compromiso al respecto de la Organización Mundial de la Salud. Dentro de los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030 se prevé que en 2030 las hepatitis víricas crónicas, la B y la C, dejen de ser un problema de salud pública. ¿Y cómo definen eso? Con unos indicadores: que el número de casos nuevos se reduzcan un 90% —los casos nuevos de hepatitis C en España ya son residuales—, que la morbilidad y mortalidad disminuyan en dos terceras partes, un 65%, y que haya un porcentaje de pacientes diagnosticados del 90%. España a día de hoy ya probablemente esté alcanzando estos indicadores. Y eso no es reversible porque la infección se cura. Eso sí, los tratamientos son muy eficaces y curan, pero no previenen una reinfección. La OMS hace diez años estimaba que había unos 70 millones de personas infectadas en el mundo. Siete u ocho años después, esto había disminuido en un 20%, o sea que había 15 millones de personas curadas.

¿Cómo se evalúa el impacto del trabajo que ha hecho la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España?
La Alianza engloba a sociedades científicas, a todos los actores hepatólogos, infectólogos, microbiólogos, biólogos, médicos de atención primaria, que son el mecanismo de entrada de cualquier paciente al Sistema Nacional de Salud y tienen una importancia absolutamente significativa. También los médicos de prisiones, un entorno en el que se ha hecho un trabajo extraordinario, ya que prácticamente se está eliminando la población reclusa infectada: hay una prevalencia de infección activa inferior al 1%.

Y esto es un éxito. La población infectada por el virus del sida lo mismo, porque en razón de su otra enfermedad se les hace cribado de hepatitis C, se les trata y se les cura en el hospital. Esto pone de manifiesto que es importante hacer diagnósticos a todo el mundo, una vez en su vida, que se hagan la prueba de la hepatitis C, que es muy sencilla y con la tasa tan bajita que hay de prevalencia hay que buscar los casos que pueda haber desconocidos, tratarlos y curarlos.

Este esquema multidisciplinar de integrar diferentes especialidades en torno a un objetivo de salud ha demostrado ser un éxito.
Hemos hecho campañas de sensibilización y, por otro lado, hemos implicado a otras administraciones que habitualmente no están metidas en la gestión sanitaria, como los ayuntamientos, en la búsqueda de pacientes con hepatitis C. Dentro de la Alianza hicimos la campaña "Ciudades libres de Hepatitis C" para que los ayuntamientos en sus centros comunitarios, en los albergues, en los centros de atención a drogodependientes, donde se atiende a poblaciones vulnerables, buscaran pacientes y luego ya se facilitaría la derivación al circuito asistencial habitual. Los pacientes que quedan por tratar son los que están tradicionalmente más alejados del sistema sanitario.  

El hígado no es un órgano con tanto "cartel" como otros, no presenta grandes historias de superación personal y además la transmisión de la hepatitis se liga a situaciones muy complicadas. ¿Esto dificulta la concienciación al respecto?
Es verdad que muchas enfermedades del hígado están ligadas a un estigma. Probablemente la más importante de todas, y que es la que ha desarrollado la especialidad, es la enfermedad hepática alcohólica, pues por mucho que el alcohol sea una droga social el tener una enfermedad hepática por alcohol no es algo que precisamente vista el currículum de una persona. Las hepatitis víricas lo mismo, con implicación de consumo de drogas intravenosas, promiscuidad sexual, etc. Todo esto lleva una un estigma y una carga negativa importantes. En la literatura el corazón está siempre muy presente por razones obvias, pero el hígado, más allá de la oda al hígado de Neruda, tiene pocas obras literarias en las que se le nombre.

¿Cuáles son hoy las líneas de investigación en Hepatología más relevantes?
Se investiga mucho menos de lo que se investigaba en hepatitis víricas, aunque quedan cosas por solucionar. La hepatitis B tiene una vacuna muy eficaz y, de hecho, dentro de los objetivos de la OMS para 2030 también está que el 90% de los niños nacidos en el mundo están vacunados, lo que es un freno tremendo para la transmisión.

Pero la hepatitis B crónica no tiene cura todavía. Hay una vacuna, pero los medicamentos, como en el caso del virus del SIDA, neutralizan al virus, suprimen la replicación, pero no lo curan como en el C. Esto sí sería un campo a desarrollar, la curación de la hepatitis B antes de que la población no vacunada se extinga, que esto va a ocurrir en los próximos 50, 60 años.

Por otro lado, está la epidemia de obesidad. Tiene una consecuencia indeseada sobre el hígado, que se denomina enfermedad hepática grasa o enfermedad grasa no alcohólica. Es una consecuencia del síndrome metabólico. 

Tenemos que España es un país que funciona bien, con trasplante hepático en muchos hospitales, que es una solución para la enfermedad hepática terminal. Y después hay algunas enfermedades raras del hígado en las que también ha habido aportaciones y avances en el conocimiento relevantes desde el punto de vista terapéutico.

Los virus los tenemos controlados, pero el alcohol siempre estará ahí. La sensación que tiene mucha gente de que el alcohol no hace daño es falsa. Es un tóxico hepático directo. 

Como médico investigador que lleva ya 39 años, ¿qué le motiva a seguir trabajando en este campo?
Yo soy médico clínico, no he abandonado mi vocación clínica y básicamente la investigación que hago es clínica, primero porque soluciona problemas y segundo porque te permite desde el punto de vista del manejo del paciente y del reto diagnóstico estudiar los casos. Ahora se habla de medicina personalizada y a mí esto me parece un concepto que se puede pervertir porque ¿la medicina puede ser algo que no personalizada? Parece una redundancia. La medicina tiene que ser personalizada: si tú tienes hipertensión arterial y además el colesterol alto y unos kilos de más no tienes que tratarte exactamente igual que tu vecino con los mismos problemas. La medicina debe ser personalizada por definición. Cuando hablamos de inteligencia artificial y de la incorporación de nuevos conceptos, a veces me apena que la vieja relación médico-paciente se pierda. La Medicina no es solo un algoritmo de tratar y curar. Ahí se establecen unos vínculos con los pacientes que los que nos dedicamos a la clínica y lo hemos mamado desde hace décadas ni queremos ni debemos perder.

El que fue director de la Casa de Galicia José Ramón Ónega nos dijo en una entrevista que "el carácter gallego casa bien con la vocación de servicio y compromiso que exige la sanidad". ¿Qué le parece esta afirmación?
Recurriendo a los tópicos, se dice que el gallego es un hombre servicial, amable y, como se dice ahora, empático. Podría tener, a priori, virtudes para el ejercicio de la Medicina. Esto es una pura disquisición, pero quizá también la desconfianza que tenemos los gallegos nos lleva a ser sagaces. En Medicina a veces ayuda.

En su caso se da el "combo completo" de investigación, clínica y docencia.
De alguna manera, todos los médicos deberían tener esa triple vertiente. Tanto los hospitalarios como los de Atención Primaria. Cualquier médico que se considere a sí mismo de una forma integral debería tener en cuenta tanto la formación de jóvenes colegas como el recoger experiencias que pueden ser enriquecedoras para poner en marcha un trabajo de investigación.

¿En sus años de docencia, ha percibido una evolución en el carácter, disposición, abordaje de los estudios por parte de sus alumnos?
Siempre hay brechas generacionales. Los más jóvenes tienen unas habilidades sobre todo para toda la cuestión de los algoritmos, las pantallas, los ordenadores, etc., que ya quisiéramos nosotros. En general, los nuevos médicos están más imbuidos en la importancia del algoritmo y de la tecnología para el diagnóstico de lo que a lo mejor estábamos nosotros. Naturalmente, las inquietudes por la investigación, docencia y el ejercicio de la medicina clínica han cambiado poco. Dentro de lo que es la asistencia al paciente, la Medicina ofrece muchas posibilidades.

Después de tantos años dedicado a esta labor, ¿hay algún paciente o alguna experiencia que haya marcado especialmente su trayectoria?
Cualquier persona que tenga un ejercicio clínico de tanta duración como el mío tiene muchas experiencias, incluso yo he tenido pacientes muy mediáticos, por ejemplo con hepatitis C que me han ayudado en campañas. Lo de la hepatitis C es muy llamativo porque los médicos, sobre todo cuando tú tienes una enfermedad crónica, no curamos mucho. Es decir, tú no curas a un diabético, le mejoras su vida. Pero en el caso de la hepatitis C, que tiene un estigma, de repente te venía una señora mayor y te decía que ya le podía dar besos a su nieto o a su nieta sin que su hijo, yerno, nuera le mirasen mal y se ponía a llorar y te daba un abrazo en la consulta y te daba besos. Ese tipo de cosas son muy gratificantes y es difícil que un hepatólogo que haya tratado a 40 o 50 pacientes con hepatitis C no lo haya vivido. 

Amaia Urcelay: "Hay que potenciar la investigación para ofrecer al paciente las mejores opciones terapéuticas"

Amaia Urcelay

La diáspora gallega está llena de historias de ida, muchas de ida y vuelta y ahora, afortunadamente, en una suerte de reverso del fenómeno, conocemos historias de "venida". Tal es el caso de los dos últimos receptores de las becas de Asomega: Everardo Díaz, ganador de la Beca Asomega-Cleveland, y la merecedora de la IV Beca de Oftalmología "Profesor García Sánchez" que organiza Asomega, Amaia Urcelay. Esta joven madrileña de origen vasco ha encontrado en Ourense un lugar idóneo donde crecer profesionalmente y para ella Galicia en su conjunto está siendo una agradable sorpresa aún en fase de descubrimiento.

Amaia Urcelay

¿Por qué decidiste estudiar Medicina en la Complutense, qué te convenció de esta universidad?
Tenía muy buenas referencias de la Universidad Complutense, además de ser una universidad con alto prestigio. En cuarto de carrera elegí el Hospital Clínico San Carlos dentro de la Complutense y fue todo un acierto. Fueron unos años de trabajo exigente pero recompensado con un nivel alto de aprendizaje.

¿Ya durante la carrera te interesaste por la Oftalmología? ¿En qué momento tuviste claro que ese era tu camino?
La realidad es que no tenía muy clara la especialidad que quería antes de hacer el MIR porque me gustaban varias. Fue al realizar el examen y plantearme más en serio mi futuro cuando me di cuenta de que Oftalmología era lo que quería. Siempre digo que me hubiera gustado tenerlo claro antes, porque en este momento no tengo ninguna duda de que es la especialidad más bonita que hay, y así intento transmitírselo a los estudiantes que me preguntan y que todavía no han tomado una decisión.

Desde 2022 eres residente de Oftalmología en el Complejo Hospitalario Universitario de Ourense. ¿Qué te hizo elegir esta opción?
Me habían hablado muy bien de la formación, sobre todo a nivel quirúrgico, del hospital de Ourense. Eso, y el buen ambiente del servicio, fue lo que me decantó por escoger Ourense de entre las opciones que tenía. 

¿Tienes antecedentes familiares gallegos o alguna relación especial con esta tierra?
Esta pregunta me gusta porque sin tener ninguna relación familiar con Galicia acabé aquí y ahora me declaro totalmente enamorada de esta tierra y de los gallegos. Toda mi familia es del País Vasco, pero yo nací y me crié en Madrid.

¿Cómo valoras tu vida en Ourense y el paso por su hospital? ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención del carácter gallego?
Al principio el cambio impacta un poco, no te voy a mentir, pero enseguida te adaptas. Ourense es una ciudad muy acogedora y la gente te hace sentir como en casa. Ahora mismo estoy muy feliz aquí. Quizá lo que más destacaría es justo eso, el carácter gallego, con todo lo positivo que implica. Los pacientes están entregados al médico y tienen mucha confianza en él. Me siento muy cómoda en el trato con los pacientes.

La del Clínico de Madrid, ¿va a ser tu primera estancia fuera de Galicia? ¿Te plantearías hacer alguna otra, incluso en el extranjero, o no entra en tus planes?
La del Clínico de Madrid va a ser mi segunda estancia fuera de Galicia, pues estuve dos meses rotando en el Hospital Infantil Niño Jesús de Madrid, fue una experiencia preciosa. También me gustaría hacer una estancia en algún centro para formarme en cirugía refractiva. En general, considero que es muy positivo y enriquecedor pasar un tiempo en otros centros, aprender de otros profesionales y conocer otras formas de trabajo, sobre todo ahora que estamos en periodo de formación.  

Has mostrado interés por realizar la estancia en las Unidades de Glaucoma y Neurooftalmología. ¿Por qué estas dos en concreto?
Me gustaría realizar la estancia en Glaucoma y Neurooftalmología porque son dos subespecialidades que considero de gran interés. Querría aprovechar la oportunidad que me ofrece esta beca y el Hospital Clínico San Carlos para aprender de especialistas con amplia experiencia en estos campos. Es cierto que todavía no tengo del todo claro a qué me quiero dedicar y no cierro puertas a nada, pero es un buen momento para ampliar y consolidar mis conocimientos.

También has manifestado que el área de investigación está entre tus prioridades. ¿Te gusta más este aspecto que la práctica clínica o querrías apostar por una combinación de ambas en tu carrera?
Considero que la investigación es un pilar fundamental en el desarrollo profesional de cualquier médico, ligado esto estrechamente a la docencia y a la práctica clínica. No concibo la oftalmología ni la medicina en general como algo aislado, creo que para avanzar y ofrecer a nuestros pacientes las mejores opciones terapéuticas debemos de dedicar tiempo y potenciar la investigación así como la transmisión del conocimiento. Esto es algo que el Hospital Clínico San Carlos tiene muy presente, y lo pude conocer directamente al estudiar los tres últimos años de carrera allí.

¿Qué supone para ti la concesión de la beca?
La concesión de la beca supone para mí un privilegio. También un compromiso para sacar el máximo provecho de la oportunidad que se me brinda.  

Formula tu deseo profesional más preciado.
Mi mayor ilusión sería formar parte en algún momento de un gran equipo de trabajo. De alto rendimiento, pero sobre todo con buen ambiente y con el esfuerzo de cada uno orientado a lograr grandes resultados en conjunto para nuestros pacientes.

"Hay que visibilizar referentes para que las nuevas generaciones vean en la ciencia un camino posible"

María Blanco Prieto.

La trivesa María Blanco es de esas personas que saben multiplicarse en su entorno profesional: a sus obligaciones como catedrática de Farmacia en la Universidad de Navarra y una intensa labor investigadora se une su reciente incorporación a la Academia Nacional de Medicina de Francia, su pertenencia a la Academia Europea de las Humanidades, las Letras y las Ciencias y al Colegio de Becarios del Instituto Americano de Ingeniería Médica y Biológica (AIMBE). Y como guinda, además preside la Federación Europea de Ciencias Farmacéuticas (EUFEPS).

Licenciada en Farmacia por la Universidad de Santiago de Compostela y doctora por la Université Paris-Sud, esta socia de Asomega confiesa que, pese a todo, aunque no sin esfuerzo, logra mantener muy vigente el vínculo con su tierra natal.

María Blanco Prieto.

¿Qué supone para usted el ingreso en la Academia Nacional de Medicina de Francia y qué impacto cree que tendrá en su carrera y en la proyección de la ciencia española?
Representa para mí un gran honor y un reconocimiento significativo a mi trayectoria científica. Es un logro muy importante ser valorada y aceptada en una institución tan prestigiosa.

Este nombramiento tendrá sin duda un impacto positivo en mi carrera, abriendo nuevas oportunidades de colaboración internacional y permitiéndome contribuir desde una plataforma de gran relevancia. Además, creo que servirá para dar mayor visibilidad y proyección a la ciencia española en el ámbito internacional. La Academia realiza sesiones científicas todos los martes, lo que supone una excelente oportunidad para estar al día de los últimos avances. Aunque por razones geográficas no podré asistir presencialmente a todas ellas, mi intención es participar en línea en tantas sesiones como me sea posible. De esta manera, podré aportar la perspectiva española a los debates y hacer más visible la contribución de nuestro país a la ciencia médica global.

Quiero destacar que este nombramiento no solo representa un reconocimiento personal, sino también el fruto del trabajo realizado por mi grupo de investigación. Es el resultado del esfuerzo colectivo y de la dedicación de todo el equipo, cuya contribución ha sido clave para nuestros logros científicos a lo largo de los años.

Usted es farmacéutica de formación pero los campos en los que ha desarrollado su carrera están relacionados con biomedicina e ingeniería biomédica. Además, ahora obtiene este reconocimiento por parte de la Academia de Medicina Francesa. ¿Cree que se están borrando las fronteras entre áreas de conocimiento dentro de las Ciencias de la Salud?
Efectivamente, la carrera que uno estudia no determina necesariamente el futuro profesional. Más que la titulación de base, lo que realmente define la trayectoria es la especialización adquirida durante el doctorado y el postdoctorado. En mi caso, aunque mi formación inicial fue en farmacia, mi camino profesional se definió durante estas etapas cruciales de especialización.

Realicé mi tesis doctoral en París, bajo la dirección de un nanooncólogo de renombre mundial, lo que marcó un punto de inflexión en mi carrera. Esta experiencia me permitió encontrar mi vocación científica y definir el campo al que quería dedicarme en el futuro. Después, pasé tres años en el ETH de Zúrich, donde profundicé aún más en el fascinante campo de la nanomedicina y la administración dirigida de fármacos.

Esta formación especializada fue fundamental para establecer mi propio grupo de investigación en la Universidad de Navarra. Me dio las herramientas y el conocimiento necesarios para desarrollar una carrera en biomedicina e ingeniería biomédica, áreas que, aunque diferentes de mi formación inicial en farmacia, están estrechamente relacionadas con las ciencias de la salud.

En este sentido, creo que las fronteras entre las distintas áreas de conocimiento dentro de las Ciencias de la Salud se están difuminando cada vez más. La investigación actual requiere un enfoque multidisciplinar, donde los conocimientos de diferentes campos se entrelazan para abordar problemas complejos. Mi propia trayectoria, desde la farmacia hasta la nanomedicina, pasando por la oncología y la ingeniería tisular, es un ejemplo de cómo estas disciplinas pueden converger en la búsqueda de avances en la salud humana.

Su trabajo en nanomedicamentos para tratar el cáncer infantil es pionero. ¿Qué avances recientes destacaría en este ámbito y cómo está cambiando la forma en que lo enfrentamos?
La nanomedicina ha supuesto un avance significativo en el tratamiento del cáncer infantil, ya que permite desarrollar terapias más dirigidas y, por lo tanto, menos tóxicas. Esto es especialmente crucial en los niños, cuyo organismo aún está en desarrollo. Reducir los efectos secundarios de los tratamientos quimioterápicos es fundamental para que puedan crecer como adultos sanos, sin las secuelas a largo plazo que muchas veces dejan las terapias convencionales.

Gracias a la nanotecnología, podemos diseñar sistemas de administración que liberan el fármaco directamente en las células tumorales, minimizando el daño a los tejidos sanos. Además, en los últimos años se han logrado avances importantes en la combinación de nanomedicinas con terapias dirigidas y en la utilización de biomarcadores para una medicina más personalizada. Todo esto está transformando la forma en que enfrentamos el cáncer infantil, ofreciendo opciones terapéuticas más seguras y eficaces.

En el caso del cáncer infantil, ¿qué diferencias específicas ha encontrado en la respuesta a los nanomedicamentos en comparación con los tratamientos convencionales como la quimioterapia?
En el tratamiento del cáncer infantil, la principal diferencia entre los nanomedicamentos y la quimioterapia convencional es la significativa disminución de la toxicidad. Los nanomedicamentos permiten una entrega más dirigida y selectiva de los fármacos a las células cancerosas, minimizando el daño a las células sanas. Esto resulta en una menor toxicidad sistémica, reducción de efectos secundarios a corto y largo plazo, y una mejor tolerancia al tratamiento.

Algunos nanomedicamentos pueden ser administrados por vía oral, evitando la necesidad de quimioterapia intravenosa. Esto no solo reduce la toxicidad asociada al tratamiento, sino que también mejora la calidad de vida de los pacientes pediátricos.

¿Qué papel juegan las colaboraciones internacionales, como su vínculo con la Academia Nacional de Medicina de Francia, en la aceleración de sus investigaciones?
Las colaboraciones internacionales, como mi vínculo con la Academia Nacional de Medicina de Francia, juegan un papel fundamental en la aceleración de nuestras investigaciones. He tenido la oportunidad de dirigir tesis en colaboración con destacados miembros de la Academia, lo que ha sido enormemente enriquecedor para nuestro trabajo. Estas colaboraciones permiten dar mayor visibilidad a la investigación que realizamos. Al trabajar con científicos de renombre internacional, nuestros proyectos alcanzan una audiencia más amplia y diversa, lo que puede conducir a un mayor impacto y reconocimiento en la comunidad científica global.

Las colaboraciones internacionales también abren puertas a nuevas oportunidades de financiación y participación en proyectos de mayor envergadura. Esto nos permite abordar desafíos más complejos y ambiciosos en el campo de la nanomedicina y el tratamiento del cáncer infantil.

En resumen, estos vínculos internacionales son cruciales para impulsar la innovación, aumentar la visibilidad de nuestra investigación y, en última instancia, acelerar el desarrollo de tratamientos más efectivos y menos tóxicos para los pacientes pediátricos con cáncer.

¿Podría hablarnos sobre el proceso de transferencia tecnológica de sus investigaciones desde el laboratorio hacia ensayos clínicos y, finalmente, su aplicación en pacientes?
Nuestro objetivo siempre está puesto en que la investigación que realizamos en el laboratorio algún día llegue a los pacientes. Es la meta final que impulsa nuestro trabajo diario. Sin embargo, el proceso de transferencia tecnológica desde el laboratorio hasta la aplicación clínica es complejo y requiere de muchos recursos. Si bien la universidad desempeña un papel clave en la generación de conocimiento y en el desarrollo de tecnologías innovadoras, la fase de ensayos clínicos necesita una estructura de financiación y una infraestructura que suelen gestionarse mejor desde la industria.

Como investigadores universitarios, nos centramos en la fase inicial del proceso, que incluye la investigación básica, el desarrollo de prototipos y la prueba de concepto. Sin embargo, llevar un producto hasta la clínica no es labor de la universidad, sino de empresas farmacéuticas y biotecnológicas, que cuentan con los medios y la experiencia necesarios para llevar a cabo ensayos clínicos extensos y completar el proceso de aprobación regulatoria.

Nuestra labor es sentar las bases científicas y tecnológicas para que nuestros descubrimientos puedan convertirse en tratamientos reales. En última instancia, nuestro mayor logro como investigadores es ver cómo nuestras ideas y desarrollos contribuyen al avance de nuevas terapias que mejoren la vida de los pacientes.

Como catedrática y profesora en la Universidad de Navarra, ¿cómo inspira y fomenta el interés por la investigación biomédica en las nuevas generaciones de científicos?
Creo que es fundamental fomentar las vocaciones científicas desde edades tempranas. La curiosidad y el interés por la investigación biomédica no surgen de la nada, sino que se deben cultivar desde el colegio y el instituto, cuando los jóvenes están empezando a descubrir sus intereses y talentos. Por eso, considero esencial acercar la ciencia a la sociedad a través de la divulgación, mostrando a los estudiantes el impacto real que la investigación puede tener en la salud y en la calidad de vida de las personas.

En este sentido, participo activamente en actividades de divulgación científica en colegios e institutos, con el objetivo de despertar en los más jóvenes el interés por la ciencia y la investigación. Mostrarles cómo funciona un laboratorio, explicarles los retos y avances en el ámbito biomédico y, sobre todo, transmitirles la pasión por descubrir y resolver problemas es clave para que puedan verse a sí mismos como futuros científicos.

¿Qué mensaje le gustaría enviar a los jóvenes investigadores, especialmente a las mujeres que comienzan en el campo de la ciencia, sobre el impacto que pueden tener en la medicina y la salud global?
En las charlas que doy en colegios e institutos, siempre insisto en que las mujeres pueden llegar donde quieran, igual que los hombres. Es fundamental que las jóvenes investigadoras crean en su capacidad para contribuir de manera significativa a la ciencia, la medicina y la salud global.

Cuando pregunto a los estudiantes qué científicas conocen, casi siempre la respuesta es "Marie Curie". Por supuesto, ella fue una pionera extraordinaria, pero me gusta recordarles que hay muchas científicas vivas hoy en día que están haciendo avances increíbles en distintos campos. Necesitamos visibilizar estos referentes actuales para que las nuevas generaciones vean que la ciencia es un camino posible para ellas.

Un ejemplo que me hace especial ilusión es que en uno de los colegios a los que voy todos los años para dar charlas a niños de 6º de primaria, me han incluido en el cuaderno de su asignatura junto con otras científicas. Esto demuestra que la divulgación y la cercanía pueden marcar la diferencia y que cada vez más niñas y niños ven la investigación como un camino alcanzable. Mi mensaje para las jóvenes investigadoras es claro: creed en vuestro potencial. Vuestro trabajo puede tener un impacto real y significativo en la salud y en la vida de muchas personas.

Viviendo en Pamplona y con una agenda internacional tan intensa, ¿cómo logra mantener el vínculo con su Trives natal?
Voy a Trives siempre que puedo. Es un lugar al que siempre regreso porque allí tengo familia y amigos, y sigue siendo una parte fundamental de mi vida. Además, mi marido es de un pueblo que está a solo dos kilómetros de Trives, lo que refuerza aún más nuestro vínculo con la zona.

Para mí, Trives no es solo un destino al que volver, sino un lugar lleno de recuerdos y de conexiones que se han mantenido a lo largo del tiempo. Mi hijo ha pasado todos los veranos allí desde pequeño, y gracias a eso ha creado amistades muy fuertes con niños del pueblo, con quienes sigue en contacto durante todo el año. Esto hace que nuestra relación con Trives sea siempre viva y presente, más allá de la distancia y de los compromisos profesionales.

¿Cómo valora su pertenencia a Asomega? ¿Cuáles ve que son sus puntos fuertes y qué aspectos debería mejorar?
Valoro muy positivamente mi pertenencia a Asomega. Esta asociación ha logrado reunir a muchas personas gallegas que destacan en sus respectivos ámbitos, creando una red de profesionales con un fuerte vínculo con Galicia. Además, para mí tiene un valor especial porque su presidente, Julio Ancochea, es de también de Trives, lo que refuerza aún más mi conexión con la asociación.

Uno de los puntos fuertes de Asomega es sin duda la calidad científica de sus miembros y las actividades que desarrolla. Esto proporciona un foro valioso para el intercambio de ideas y la colaboración entre profesionales de alto nivel.

Además, Asomega me ofrece una oportunidad única de mantener el contacto con otros profesionales gallegos. Esto es especialmente valioso, ya que me ayuda a mantener el vínculo con mis raíces gallegas a pesar de desarrollar mi actividad en otra comunidad.

En cuanto a aspectos a mejorar, siempre hay margen para el crecimiento en cualquier organización. Quizás se podría considerar fomentar más colaboraciones interdisciplinarias entre los miembros. Sin embargo, en general, considero que Asomega está cumpliendo muy bien su misión de reunir y promover el talento gallego en el ámbito de la medicina.

Amaia Urcelay, residente en el Hospital de Ourense, gana la IV Beca Asomega de Oftalmología

Graduada en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid, en el último año Amaia Urcelay ha participado como  docente en el XXVII Curso Nacional de Iniciación a la Refracción para Residentes de Oftalmología del Hospital Gregorio Marañón y en la XLVI Edición Programa Seminario Castroviejo de la UCM. Además, ha publicado en la revista de la Sociedad Gallega de Oftalmología el artículo “Coriorretinitis placoide sifilítica bilateral”.

Las unidades de Glaucoma y Neurooftalmología serían, inicialmente, el destino deseado en el Hospital Clínico para la estancia de esta residente de tercer año.

La beca, que lleva el nombre de uno de los socios fundadores de Asomega, el profesor Julián García Sánchez, tiene una cuantía de 2.000 euros como respaldo para los gastos relacionados con la estancia de dos meses en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid que contempla la convocatoria.

Asomega expone sus líneas estratégicas al conselleiro de Emprego, Comercio e Emigración

"Facer é a mellor maneira de falar". Con estas palabras el presidente de Asomega, Julio Ancochea, ha resumido al conselleiro de Emprego, Comercio e Emigración de la Xunta de Galicia, José González, el espíritu con que la Asociación de Médicos Gallegos plantea sus líneas estratégicas de actuación, plasmadas en el Dossier de la entidad. Lo ha hecho con motivo de una reunión de trabajo mantenida en la Casa de Galicia de Madrid en la que le ha planteado la búsqueda de posibles sinergias entre la asociación y la Consellería.

El presidente y el tesorero de Asomega flanquean al secretario xeral de Emigración de la Xunta de Galicia, Antonio Rodríguez Miranda.

La reunión, en la que también han participado el secretario xeral da Emigración, Antonio Rodríguez Miranda, y Roberto Conde, tesorero de Asomega, ha precedido a un encuentro de ambas autoridades autonómicas con representantes de una veintena de asociaciones gallegas en Madrid, en el que también ha participado el director de la Casa de Galicia, Luis E. Ramos.

En este foro Julio Ancochea ha explicado que Asomega nació como una entidad madrileña, pero que "hoy no tiene fronteras. Está constituida por médicos y profesionales sanitarios de toda España y de los cinco continentes que son embajadores de Galicia por el mundo". Este espíritu abierto se plasma, precisamente, en el grupo de trabajo de Asomega Internacional, que planea desarrollar el proyecto de Aulas Asomega allí donde haya un miembro de la entidad que quiera contribuir a la formación de los jóvenes profesionales sanitarios.

En este sentido, se ha referido a la reciente concesión de la Beca Asomega-Cleveland, promovida por el miembro de la Junta Directiva Bartolomé Burguera, que facilitará una estancia en aquel centro norteamericano de un alumno de la Universidade de Santiago. La iniciativa entronca, además, con el área de Asomega Nova, para potenciar a los más jóvenes, y se inscribe en el catálogo de propuestas de la entidad: Asomega Muller, Asomega Axuda o Asomega Maiores.

Precisamente del área dedicada a los más veteranos ha hablado el presidente de Asomega de manera más específica al relatar que el próximo Encontro de Verán de la asociación tendrá lugar en Monforte de Lemos (Lugo), organizado por Inmaculada Ramos, directora del Distrito Sanitario de Monforte de Lemos y coordinadora de Asomega Maiores.

El trivés también apuntó otros proyectos inmediatos como la convocatoria del XXIV Premio Nóvoa Santos de investigación biomédica, cuya publicación en el DOG será efectiva a primeros de febrero, o las nuevas líneas de reflexión y debate que abre la entidad en torno a la "lonxevidade" con Cristina Margusino y a la Medicina Rural, con Albert Foo

Además, desde un punto de vista más institucional, explicó al conselleiro que Asomega acaba de conseguir su objetivo de ser reconocida como entidad de utilidad pública.

En definitiva, proyectos y planteamientos que tienen como objetivo común ahondar en las raíces gallegas de los integrantes de Asomega, pero profundizando al mismo tiempo en el carácter científico de sus integrantes y en su pasión por la Medicina.

El conselleiro de Emprego, Comercio e Emigración de la Xunta de Galicia, José González, preside en la Casa de Galicia la reunión con los representantes de las asociaciones gallegas en Madrid.

El conselleiro de Emprego, Comercio e Emigración de la Xunta de Galicia, José González, preside en la Casa de Galicia la reunión con los representantes de las asociaciones gallegas en Madrid.

 

Galicia en Madrid
Esta misma semana ha tenido lugar en Madrid otro importante acto institucional en la Casa de Galicia de la capital. Con motivo de la inauguración de la feria FITUR, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, presentó el acto "Madrid, tengo algo que decirte", en el que participó el alcalde, José Luis Martínez Almeida, y el director de la Casa de Galicia en Madrid, Luis E. Ramos. Rueda recordó que más de 1,2 millones de turistas procedentes de Madrid visitaron la comunidad gallega durante los diez primeros meses de 2024. Además, 35.000 madrileños hicieron el Camino de Santiago, lo que sitúa a Madrid como la segunda comunidad con más peregrinos, solo por detrás de Andalucía. 

El presidente autonómico destacó la apuesta de la Xunta por seguir reforzando las relaciones entre las dos comunidades y, en el ámbito del turismo, animó a los madrileños a seguir viajando a Galicia. Al evento asistieron en representación de Asomega el presidente, Julio Ancochea, y el tesorero, Roberto Conde.

Julio Ancochea, Isabel Noriega, CEO de Iskama, y Roberto Conde.

Julio Ancochea, Isabel Noriega, CEO de Iskama, y Roberto Conde.

"Es imposible separar la salud oral de la salud general, están íntimamente ligadas"

Beatriz y Débora Vilaboa.

De padre gallego, oriundo del Vilaboa de Pontevedra, estas dos hermanas odontólogas comparten clínica en Madrid y una activa participación en la empresa BioCosmetics, con la que han desarrollado la línea de productos de higiene bucal Yotuel que distribuye CantabriaLabs. Aunque del catálogo de aspectos en común que hay entre Débora y Beatriz Vilaboa lo que más llama la atención es su pasión compartida por la salud en general, la odontología en particular y la investigación.

Muestra de ello es su entusiasmo para hacer entender a su interlocutor el alcance de las últimas investigaciones sobre el microbioma oral, las posibilidades de actuación que la ciencia nos ha abierto en relativamente poco tiempo o los avances en salud oral que tan decisivamente influyen en la salud general. De todo ello hablan en esta entrevista.

Beatriz y Débora Vilaboa.

Beatriz y Débora Vilaboa.

¿Cómo creen que ha avanzado la consideración de la higiene bucal entre la población? ¿Nos cuidamos más y, sobre todo, mejor?
Beatriz Vilaboa. Categóricamente sí. Ahora es excepcional ver a pacientes con aquel nivel de abandono que veíamos hace años, sobre todo en zonas rurales. Hace años trabajábamos para la OMS y hacíamos estudios epidemiológicos en los que veíamos un nivel de abandono muy grande, una falta de cultura que hoy no se da.

Hoy España dispone de una red de dentistas magnífica. La oferta de productos de higiene oral y de farmacia es extraordinaria y todo el mundo tiene acceso a un dentista, a alguien que le aconseje en este sentido. 

¿Hasta qué punto influye la salud oral en la salud general?
B.V. La salud oral y la salud general están vinculadísimas, es imposible separarlas. De hecho, la investigación de los últimos años viene a confirmar que una buena salud oral contribuye a la salud general y una mala salud oral contribuye a la enfermedad.

A nivel sistémico, cuando hablamos de mala salud oral hablamos de un término que hoy tenemos ya que conocer: la disbiosis oral, el desequilibrio de los millones de microorganismos que habitan en nuestra cavidad oral, en principio para cuidarnos, para proteger la salud. Pero es un ecosistema muy sensible y cuando se produce un desequilibrio esos millones de microorganismos empiezan a trabajar en contra de la salud.

¿Cómo se manifiestan esos desequilibrios?
B.V. Hoy sabemos que en presencia de una disbiosis oral estamos abriendo la puerta no solo a enfermedades locales de la cavidad oral, sino a enfermedades que hoy quedan englobadas bajo el término de enfermedades crónicas inflamatorias. Sumadas llegan a contribuir a más del 50% de la mortalidad mundial: la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, pero también el cáncer, porque la carcinogénesis también está vinculada a cambios en la microbiota.

Entonces la relación es absoluta, es directa y puede ser a favor de la salud, y eso es lo que hay que potenciar, pero puede, en presencia de disbiosis oral, potenciar la enfermedad. La salud es cuestión de barreras

Hablaban de enfermedades inflamatorias. ¿Son el principal riesgo para la salud desde la cavidad oral?
Débora Vilaboa. La inflamación oral está directamente vinculada con las enfermedades inflamatorias crónicas, las más importantes las enfermedades metabólicas, la obesidad, la diabetes, la enfermedad cardiovascular y el Alzheimer, que ahora se va a empezar a llamar diabetes tipo tres. Hoy sabemos que la enfermedad que más inflamación genera es la obesidad, porque la adipocito es una célula inflamatoria, la célula grasa, y es más inflamatoria cuanto más grande sea el adipocito. Vinculada a la enfermedad periodontal, la inflamación de las encías, la inflamación es exponencial.

Uno de los modelos mejores y más potentes para estudiar la inflamación es la cavidad oral y en ella tenemos la representación de las citoquinas inflamatorias de todo el cuerpo.

¿Cómo podemos defendernos?
D.V. Mantener las barreras intactas hace que estemos defendidos frente a tóxicos, frente a patógenos, frente a factores inflamatorios. Nuestro sistema inmune funciona porque es como ese ejército que defiende un castillo: para que responda no puede haber agujeros en la muralla. Y si los hay, que sean muy puntuales y se repongan inmediatamente. Por ejemplo, un ataque puntual de un patógeno o una herida pueden provocar una ruptura de esa barrera, pero eso no conlleva enfermedad porque nuestro cuerpo, el sistema inmune, está preparado para llevar los soldados necesarios y desplazarlos hacia esa ruptura.

Sin embargo, cuando ese ataque es constante y mantenido, el sistema inmune se excede y lucha contra el propio tejido. Entonces esos factores inflamatorios llaman a otros y trabajan en cadena y de forma redundante. Caemos en lo que se llama un círculo vicioso de la inflamación o inflamatory loop, que es lo que explica que las enfermedades inflamatorias crónicas no se curen. 

¿Se trata de una situación reversible?
D.V. Sí, siempre y cuando nos cuidemos ante esa inflamación. Porque si se tolera un nivel de inflamación constante resulta más difícil revertirlo. Es ahí, durante los primeros signos, por ejemplo, de enfermedad inflamatoria intestinal, de tipo permeabilidad intestinal, cuando hablamos de elevación de la presión arterial por primera vez. Ante esto, esa persona tiene que cambiar de régimen de vida. A la vez tendrá que tomar un medicamento para bajar la tensión, comer más saludable y favorecer las bacterias orales que reducen la tensión arterial, que residen en el dorso de la lengua.

La hoja verde, por ejemplo, va a hacer que baje ese factor cardiovascular gracias a la generación de nitritos en la boca con esas bacterias. Con regímenes de higiene muy exhaustivos o con grandes cantidades de alcohol se mueren, dejan de funcionar, de tal forma que no solo lo que comamos, también influye lo que hagamos: hay que cambiar de estilo de vida para incorporar esas dietas saludables, para incorporar ejercicio al aire libre, horas de sueño, un cepillado adecuado. No hace falta llenar la boca con un dentífrico lleno de detergente y rico en alcohol o un colutorio. Al revés, eso es negativo. Y hay que beber agua.

¿Cómo cuidamos la microbiota oral?
D.V. Infiltrando a los buenos entre los enemigos. Si ese microbioma que está alterado lo hemos robustecido con sujetos buenos, tendrá suficiente diversidad para afrontar el ataque. Aumentar la diversidad en la microbiota oral es el primer paso para la salud. A ello contribuye una dieta reforzada en verduras, en frutas saludables, en antioxidantes naturales, comiendo cantidades suficientes pero no excesivas de grasa. Si se genera un microbioma constituido  por "malhechores", van a campar por sus respetos y van a hacer cosas malas para la salud. 

D.V. La línea de dentífricos Yotuel está pensada para reforzar el microbioma. Esta composición ha demostrado que engrosa la mucosa, aumenta las fibras de colágeno y los fibroblastos, la hace más gruesa. 

Este producto, el dentífrico Yotuel, lo desarrolla la empresa BioCosmetics. ¿Cuál es su intervención en su desarrollo?
B.V. Somos diseñadoras junto con un equipo de dentistas finlandeses y con el input de unos investigadores de la Universidad de Nueva York en su concepción. Lo distribuye la empresa Bio Cosmetics a través de un acuerdo con CantabriaLabs, que son expertos en protección solar y en piel, que es otra de las barreras importantes del cuerpo humano. 

D.V. Tanto mi hermana como yo estamos revisando constantemente la investigación al respecto. Por ejemplo, una publicación importante apareció en Scientific Reports, del grupo Nature. En ella se decía que ese efecto positivo en la disbiosis oral y en la inflamación con el dentífrico Yotuel no llega a un techo, no hay un punto por encima del cual ya no tienes más beneficio. La investigación que hay detrás de un dentífrico que mejora el microbioma nos va a dar muchas alegrías. Además, genera un beneficio inmediato que nota el paciente porque tiene menos inflamación, que es, como decíamos al principio, la alarma más importante.

B.V. Hay un momento en la investigación a nivel mundial que marca un antes y un después: el Proyecto Genoma Humano. Hemos podido comprender, desgranar, analizar cuáles son esas cientos y miles de bacterias que habitan el cuerpo, cuáles tenemos que potenciar, cuáles hemos de tener controladas y qué podemos hacer para ayudar a las buenas. La línea Yotuel es punta de lanza a nivel mundial en este sentido.

¿En general en los productos de higiene oral se priman aspectos más superficiales como la comodidad de uso, el gusto, etc.?
D.V. Sí, es así. En los productos para la boca vamos muy por detrás respecto a los de otras partes del cuerpo. Los champús suaves ya están en todas las casas, por ejemplo. Es menos satisfactorio porque hace menos espuma y te tienes que frotar mejor, pero resulta que ni te pica la cabeza ni te sale caspa y quizás el pelo te dure lo mismo. En la piel pasa lo mismo: los geles ahora mismo son suaves, con un pH medido, con menos cantidad de detergentes. En la cavidad oral vamos por detrás.

Vilaboa solidaria y Left Pocket
La clínica que regentan estas dos hermanas odontólogas también tiene una vertiente solidaria. A través de un acuerdo con la plataforma Left Pocket, que centraliza acciones de diferentes ONGs, ofrecen desde su clínica ayuda relacionada con la salud oral. Según Débora Vilabora, "Left Pocket contacta con las ONG que gestionan servicios diversos para personas que han estado en acogimiento o personas que han recibido asilo político, por ejemplo. Pero muy pocas cubren educación en salud y eso es lo que aportamos".

Explica que recientemente han desarrollado una campaña en la que se ha atendido a refugiados ucranianos y de Afganistán, "unas 30 o 40 personas que vienen, les hacemos una revisión general con radiografía y exploración y también se les forma, se les dan pequeñas charlas en grupo".

Everardo Díaz, ganador de la Beca Asomega Cleveland: "Galicia ha superado mis expectativas"

Everardo Díaz, ganador de la Beca Asomega Cleveland.

Hondureño de origen, Everardo Díaz asegura que recaló en el CHUS por las excelentes referencias que tenía del centro. Una vez aquí, ha podido comprobar las posibilidades que se le abren en el campo clínico e investigador.

Unas condiciones idóneas en las que desarrollar su pasión por la Endocrinología, en la que ahora va a poder profundizar gracias a su próxima estancia en la Unidad de Obesidad del Departamento de Endocrinología de la Cleveland Clinic. La beca de Asomega, avalada por Bartolomé Burguera, miembro de la Junta Directiva de la asociación y director del Instituto de Especialidades Médicas de la Cleveland Clinic, se concretará el próximo otoño.

Everardo Díaz, ganador de la Beca Asomega Cleveland.Everardo Díaz, ganador de la Beca Asomega Cleveland.

Eres graduado en Medicina y Cirugía por la Universidad Católica de Honduras. ¿Cuál ha sido tu periplo profesional hasta llegar a Santiago?
Ha sido un viaje largo, lleno de retos, pero muy enriquecedor. Tras graduarme, sabía con certeza que quería formarme en Endocrinología, pero también era consciente de que en Honduras no era posible hacerlo. Esto me llevó a tomar la decisión de salir de mi zona de confort y buscar oportunidades fuera.

Primero tuve la suerte de viajar a México, donde presenté mi primera investigación clínica sobre diabetes y enfermedad arterial periférica. Fue una experiencia muy gratificante que reforzó mi interés por esta especialidad. Luego inicié el proceso de homologación de mi título en España, un camino que tomó tres años, durante los cuales también me preparé para el examen MIR. Durante ese tiempo, realicé una estancia de un año en el servicio de Endocrinología del Hospital Clínico Hermanos Ameijeiras en La Habana, Cuba.

Finalmente, tras completar la homologación, me presenté al MIR y pude acceder a la especialidad con la que siempre soñé: Endocrinología y Nutrición.

¿Por qué Santiago? ¿Tienes antecedentes familiares en Galicia?
No, nunca había estado en España antes, salvo cuando fui a Salamanca para presentar el MIR. Tampoco tengo familiares en Galicia, pero investigué mucho sobre las plazas de Endocrinología disponibles en España. Envié correos a varios hospitales para conocer mejor lo que ofrecían y, al ordenar mis preferencias, Santiago de Compostela destacó por varias razones.

Primero, el servicio de Endocrinología del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago cuenta con una unidad de tecnologías en diabetes, una unidad de nutrición y la posibilidad de aprender técnicas como la punción de nódulos tiroideos. Además, ofrecen un entorno muy propicio para la investigación, algo que consideré fundamental para mi formación. Por eso, Galicia se convirtió en una de mis opciones preferidas, y hasta ahora ha superado todas mis expectativas.

¿Por qué Endocrinología, que tiene esta especialidad para que te haya cautivado de esta manera?
Tuve la suerte de encontrar algo que realmente me apasionara rápidamente. Mi interés por la Endocrinología comenzó al darme cuenta de la creciente necesidad de abordar enfermedades como la diabetes y la obesidad, algo que observé desde el último año de la carrera de Medicina. Estas son enfermedades crónicas que, además de estar asociadas con múltiples complicaciones, cuando se presentan juntas, multiplican su impacto.

Creo firmemente que la investigación es clave para avanzar en este campo, no solo para encontrar mejores opciones terapéuticas, sino también para identificar asociaciones que podrían no ser tan evidentes al principio y que pueden facilitar la práctica clínica. Esto es lo que realmente me cautivó de esta especialidad: su capacidad para cambiar vidas a través de la ciencia y la innovación médica.

¿Crees que tiene la consideración que merece? ¿Cómo se la recomendarías a los futuros médicos?
Creo que la Endocrinología y Nutrición está ganando cada vez más reconocimiento. Se está volviendo muy atractiva gracias a las nuevas técnicas diagnósticas y al creciente abanico de terapias farmacológicas. Además, enfermedades como la diabetes y la obesidad están presentes en un gran número de pacientes, lo que hace que la especialidad tenga un gran impacto.

A los futuros médicos les diría que es una especialidad que combina ciencia, innovación y una atención integral al paciente. Si buscan un área donde puedan marcar la diferencia tanto en investigación como en la práctica clínica, Endocrinología es una excelente opción.

¿Y a nivel social, se tiene suficiente conciencia sobre los riesgos de la obesidad y la mala alimentación?
Cada vez hay más conciencia sobre la obesidad como enfermedad, pero todavía queda mucho por hacer. Durante años no se consideró una patología como tal, y esto ha retrasado su abordaje integral. Ahora sabemos que no solo se asocia con complicaciones, sino que también multiplica el riesgo de otras enfermedades como la diabetes o la hipertensión.

Además, es importante trabajar en reducir el estigma social que rodea a la obesidad. Este estigma puede dificultar que los pacientes busquen ayuda o se integren plenamente en los tratamientos, algo que debemos abordar con empatía y educación.

En tu carta de presentación para la beca hablabas de buscar un "enfoque holístico". ¿Crees que la Medicina ha de tender a ello, abandonando el abordaje de la salud desde las especialidades como si fueran departamentos estancos?
Creo firmemente que la Medicina debe avanzar hacia un enfoque holístico, sin dejar de lado la importancia de las especialidades. Cada especialidad aporta un conocimiento profundo y específico, pero es esencial que trabajemos de forma colaborativa.

La salud de los pacientes es multidimensional y no puede abordarse como compartimentos estancos. Por eso, integrar los aspectos físicos, psicológicos y sociales en el cuidado médico no solo es necesario, sino que también es lo que permite una atención más humana y efectiva.

¿Clínica, investigación o docencia? ¿En qué campo te encuentras más cómodo?
La clínica es el pilar fundamental, ya que es donde identificamos las necesidades reales de los pacientes. Sin embargo, para mí es indispensable combinarla con la investigación, porque ambas se complementan. La investigación permite avanzar y ofrecer soluciones basadas en evidencia, mientras que la práctica clínica nos conecta directamente con la realidad.

La docencia es otro ámbito que me gustaría explorar más en el futuro. Transmitir conocimientos y formar a futuras generaciones de médicos es una forma de retribuir todo lo que he aprendido y contribuir al desarrollo de nuestra profesión.

¿Consideras que la integración de esos tres ámbitos es clave en la actual concepción de la Medicina?
Definitivamente, la integración de la clínica, la investigación y la docencia es esencial en la Medicina actual. La clínica proporciona el contacto directo con el paciente, lo que nos ayuda a identificar problemas reales y prioritarios. La investigación, por su parte, ofrece las herramientas para buscar soluciones basadas en evidencia y avanzar en el conocimiento médico. Por último, la docencia asegura que ese conocimiento se transmita y evolucione con cada generación. En conjunto, estos tres pilares permiten un enfoque holístico que beneficia tanto a los pacientes como a la comunidad médica en su conjunto.

¿Cuáles son tus expectativas respecto a tu estancia en Cleveland? ¿Tienes un proyecto concreto sobre lo que vas a hacer allí relacionado con la investigación que estás desarrollando en Santiago?
Estoy muy emocionado por esta oportunidad, ya que representa un gran paso para continuar mi formación en el manejo de la obesidad en un entorno de referencia internacional. Mi proyecto en Cleveland se centrará en monitorear las respuestas a los agonistas del GLP-1 en el tratamiento de la obesidad, utilizando técnicas nutricionales emergentes para evaluar los resultados de forma más precisa. Actualmente, estoy trabajando en mi tesis doctoral en la unidad de lipodistrofias, y esta experiencia previa será clave para aportar una base sólida a la investigación que realizaré en Cleveland. Estoy convencido de que esta estancia me permitirá perfeccionar mis habilidades y avanzar significativamente en el tratamiento de la obesidad.

¿Te gustaría en un futuro asentarte en Galicia?
Definitivamente, sí. Galicia me ha sorprendido por su belleza, la calidez de su gente y su excelente gastronomía. Es un lugar donde me siento a gusto tanto personal como profesionalmente. Si se presenta la oportunidad, no dudaría en establecerme aquí.