Tamara Alonso ha obtenido la máxima calificación en la reciente defensa de su tesis doctoral “Características diferenciales de la EPOC en la mujer”, dirigida por Julio Ancochea, responsable del servicio de Neumología de La Princesa en el que ella trabaja y presidente de Asomega, y Joan Soriano, socio de Asomega y representante de la entidad en el Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo.
Esta joven neumóloga, madrileña de nacimiento y ahora gallega de corazón tras su incorporación a Asomega, es Facultativo Especialista de Área en el mencionado hospital, además de directora del Comité Separ Jóvenes de esta sociedad científica.
En esta entrevista reflexiona sobre el objeto de su tesis, que recientemente ha tenido oportunidad de exponer en el simposio “Visionarios: Innovación y futuro en enfermedades respiratorias”. En esa ocasión señaló que la EPOC se ha considerado de varones, porque el hábito tóxico del tabaco, vinculado históricamente al sexo masculino, se relaciona directamente con ella. "Sin embargo, en los 60 y 70 las mujeres copiamos este mal hábito de los hombres, empezamos a fumar y además se ha producido un aumento de la longevidad. Como consecuencia, se ha producido un incremento de las enfermedades respiratorias asociadas al tabaquismo en la mujer lo que, a su vez, ha servido de acicate para la investigación científica en este campo", explica.
De un modo didáctico y, necesariamente, simplificado: ¿en qué se diferencia la EPOC en la mujer? ¿Son diferencias esenciales o provienen del hecho de que tradicionalmente ha sido una patología masculina que ahora se está feminizando y, por tanto, empieza a estudiarse más?
Las mujeres con EPOC son más jóvenes y presentan un menor consumo acumulado de tabaco que los varones, en probable relación con que su vulnerabilidad a los efectos nocivos del tabaco es mayor. Asimismo, presentan mayor grado de disnea (dificultad respiratoria) y mayor número de exacerbaciones de la enfermedad y, aunque su función pulmonar está más preservada, tienen una capacidad de ejercicio menor. Además, las mujeres con EPOC asocian un perfil de comorbilidades diferente, siendo menos frecuentes en ellas las enfermedades cardiovasculares, pero más frecuentes los trastornos del estado de ánimo. En cuanto a la supervivencia, es mayor en las mujeres que en los hombres con EPOC, de modo que se considera el sexo masculino como un factor pronóstico adverso independiente en la EPOC.
La EPOC se ha considerado tradicionalmente como una "enfermedad de varones" pero la incorporación de la mujer al hábito tabáquico alrededor de los años 70 ha dado lugar a un aumento de las enfermedades respiratorias asociadas al tabaquismo en la mujer, lo que ha servido de acicate para la investigación científica en este campo.
Aún queda mucho por hacer pero la equiparación de la mujer va subiendo enteros en entornos sociales, profesionales, etc. ¿Este proceso hará que descubramos facetas nuevas en otras patologías como ha ocurrido en la EPOC? ¿Conoce más ejemplos de ello?
Los cambios sociales que han acontecido en las últimas décadas, como la plena inclusión de la mujer en el mundo laboral o la adquisición de hábitos no saludables como el tabaquismo o el sedentarismo, han cambiado el paradigma de la salud en la mujer. Esto se refleja no solo en la salud respiratoria, sino también en la cardiovascular, en la reproductiva o en la salud mental, entre otras.
Uno de los grupos de trabajo de Asomega es Asomega Nova, para integrar a los profesionales más jóvenes. ¿Qué factores cree que debe considerar un médico aún en formación o recién graduado a la hora de escoger especialidad?
Un médico que termina la licenciatura y se dispone a iniciar su formación especializada a través del sistema MIR debería analizar a la hora de escoger una especialidad aspectos tan relevantes como su propia personalidad y preferencias, así como la idiosincrasia de la propia especialidad en cuestión de trascendencia clínica, oportunidades laborales, expectativas en el ámbito de la docencia y de la investigación etc.
Para la dirección de su tesis ha contado con la participación del doctor Ancochea, presidente de Asomega, y de Joan B. Soriano, también miembro de la entidad, ambos de su hospital, La Princesa de Madrid. ¿Cómo ha sido trabajar con ellos en un ámbito académico y cómo es trabajar con ellos en el ámbito clínico?
Trabajar con el Dr. Ancochea y el Dr. Soriano en cualquier ámbito, ya sea clínico o académico, es un auténtico privilegio. La experiencia investigadora de ambos, su dedicación al trabajo y su apoyo constante han hecho posible este trabajo.
¿Qué espera de su incorporación a Asomega? ¿Cómo valora lo que conoce de la entidad?
Conozco ASOMEGA a través del entusiasmo que su presidente, el Dr. Ancochea, me ha transmitido en estos últimos años. Ahora, más de cerca, espero contagiarme de la ilusión de sus miembros y contribuir, dentro de mis posibilidades, al crecimiento y enriquecimiento de la sociedad.
Conferencia de Tamara Alonso en el simposio "Visionarios: Innovación y futuro en enfermedades respiratorias”
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