Esther Barreiro habla de "tesón, entusiasmo y convicción" para lograr sus metas. Sin duda que mucho hay de todo ello en la trayectoria de esta profesional que se declara enormemente motivada por su labor clínica, pero que no puede ocultar su verdadera pasión: su faceta investigadora.
Neumóloga del Hospital del Mar de Barcelona, lidera un equipo de investigación sobre Desgaste Muscular y Caquexia en Enfermedades Crónicas Respiratorias y Cáncer de Pulmón en el Institut Hospital del Mar d’Investigacions Mèdiques (IMIM). Coordina además la línea de Cáncer del CIBER de Enfermedades Respiratorias (CIBERES) y forma parte del Comité de Planificación de la Asamblea Respiratory Structure and Function (RSF) de la American Thoracic Society y del Comité de Planificación de la Pulmonary Rehabilitación Assembly de la ATS. A todo lo anterior añade Esther Barreiro una faceta clave de su labor profesional: su papel como editora jefe de la revista Archivos de Bronconeumología, a lo que hace referencia en esta entrevista.
¿Viaja a menudo a Galicia? ¿A dónde? ¿Siempre a la misma zona o le gusta descubrir nuevos rincones?
Sí, siempre que tengo ocasión ya sea por razones profesionales o personales.
¿Qué relación mantiene con su tierra?
Algunos familiares de mi padre, amigos y colegas-amigos de trabajo, con los que compartimos actividades profesionales y lúdicas.
¿Cuál es su lugar preferido? ¿Cuándo y de qué siente morriña?
Aunque toda Galicia es muy bella y mágica, mis lugares preferidos son los de la costa, me gustan todas las costas gallegas, pero si tengo que elegir me quedo con la del más al norte de Coruña, en la frontera con la costa lucense, por su belleza extrema y mar salvaje como es la confluencia del Mar Cantábrico con el Océano Atlántico. De eso es de lo que tengo más “morriña” de no poder disfrutar ese tipo de paisajes más frecuentemente, ni que sea para ir a dar un simple paseo un día cualquiera del año.
¿Dónde estudió Medicina? ¿Por qué tomó esta decisión? ¿Tenía antecedentes familiares?
Estudié en la Universitat de Barcelona (UB). Desde muy pequeña siempre me gustó la Medicina y los pacientes, que no es lo mismo. Me sigue gustando la Medicina a pesar de los años de ejercicio. Si volviese a ser joven, estudiaría la misma disciplina de nuevo. Me apasiona entender cómo funciona nuestro cuerpo por dentro y por fuera, en un amplio sentido de la palabra, y no limitarme exclusivamente a identificar los síntomas o los grandes síndromes. Tengo inquietud por conocer los mecanismos que conducen al fallo de las células y sus estructuras, los tejidos y los órganos, puesto que si identificamos dichas alteraciones podemos contribuir a diseñar terapias encaminadas a mejorar las enfermedades correspondientes. Así avanza la medicina, mediante el conocimiento de los mecanismos que conducen al fallo de los órganos, para poder ofrecer tratamientos mejores a nuestros pacientes y a nosotros mismos, puesto que los médicos somos también pacientes.
No tenía antecedentes familiares, ha sido pura generación espontánea.
¿Qué recuerdo guarda de su universidad? ¿A qué profesores recuerda de manera especial?
Recuerdo un período maravilloso de mi vida. Éramos todos muy jóvenes, todos mis amigos y yo compartíamos un gran entusiasmo y la ilusión por estudiar y aprender mucho (recuerdo algunas competiciones por quién dedicaba más horas por la noche a estudiar en lugar de dormir las 7h-8h recomendadas…), por hacer muchas horas de prácticas en el hospital, y sobre todo el primer año recuerdo con especial cariño las prácticas de disección de Anatomía en el Hospital Clínic de Barcelona. Tengo también un grato recuerdo de numerosos profesores, sobre todo en los últimos cursos de la carrera, momento en que ya nos comenzaban a tratar como futuros “colegas” y no como meros estudiantes, aun en fase de posibles promesas. En aquellos momentos, el intuir ese tipo de trato por parte de algunos profesores resultaba muy reconfortante para los alumnos de quinto y sexto curso, en una época de este país en la que las relaciones entre profesores y alumnos era mucho más jerárquicas y distantes que lo son ahora. Recuerdo conversaciones muy maduras y enriquecedoras acerca del futuro de la profesión y del famoso examen MIR, con profesores de Cirugía general, Otorrinolaringología, Oftalmología, Dermatología y Medicina Interna, como las más destacables.
¿Continúa en contacto con sus compañeros de promoción?
Sí, gracias a las redes sociales y al entusiasmo de algunos compañeros, se organizan actividades lúdicas periódicamente en las que intercambiamos momentos e impresiones acerca de nuestras respectivas vidas personales y profesionales.
¿Había "lobby" gallego en su promoción, facultad, residencia...?
No viví ningún movimiento en la dirección de "lobby" gallego o similar, ni otro tipo de lobby. Claramente eran otros tiempos de este país, en el que la sociedad era mucho más plana y transversal, y todos éramos amigos de todos sin importar nada más. El denominador común era nuestro entusiasmo por la carrera de Medicina, y así nos lo pasábamos muy bien, compartiendo estudio y ocio, cuando se podía.
Respirar es vivir...
¿Dónde y en qué circunstancias se desarrolló su carrera tras la universidad?
Hice mi especialidad en el Hospital Universitario de Bellvitge de la misma Universitat de Barcelona (UB). Finalicé la especialidad de Neumología en diciembre 1993. Una vez acabada la especialidad, durante los primeros años, las cosas no resultaron sencillas, eran épocas duras desde el punto de vista económico en este país, hecho que tampoco nos debe extrañar. Trabajé en numerosos lugares, desde la medicina primaria hasta guardias en hospitales diversos de medicina general/internista. No eran tiempos fáciles para la Neumología ni para los neumólogos. Ahora son mucho mejores.
¿Cuáles son los sitios más relevantes en los que ha desarrollado su carrera?
He estado en el Hospital Universitari de Girona Josep Trueta en Girona, Hospital del Mar-IMIM en Barcelona, McGill University en Montreal (Canada), University of Florida en Gainesville (EEUU), New England Journal of Medicine en Boston (EEUU), como centros más destacables.
¿Qué le hizo decidirse por su especialidad?
Nada en concreto, me gustaban prácticamente todas las especialidades a los 24 años cuando finalicé mis estudios de Medicina. Tenía preferencia por las especialidades médicas, y la Neumología me pareció muy interesante por la relevancia que implica el poder respirar bien durante toda nuestra existencia. Sin respirar no se puede vivir…
¿Se ha arrepentido alguna vez de aquella elección? ¿Decidiría hoy lo mismo?
Sí me arrepentí, particularmente cuando la realidad del entorno inmediato en el que vivía entonces me mostró la dificultad para encontrar un trabajo decente, digno y acorde a los años invertidos en tanta formación. Pero, por suerte dicho “arrepentimiento” duró poco tiempo y ya no ha vuelto a aparecer… No sé si elegiría la misma especialidad… porque otras áreas del conocimiento como la Patología y la Radiología estoy segura que también me gustarían mucho si las pudiese conocer bien….
Pasión por la investigación
Para Esther Barreiro, ¿qué es lo mejor de su profesión?
En mi caso concreto, que dispongo de tiempo protegido para hacer labores de investigación. Claramente es esta faceta, la de poder dirigir proyectos y estudios diversos que están en marcha en mi grupo de investigación con estudiantes de doctorado jóvenes y motivados por llevar a cabo sus experimentos y publicar sus artículos, que en la actualidad no son pocos. Los estudiantes proceden del ámbito de la Medicina, en su mayoría neumólogos, y de otras áreas de conocimiento como la biología, la bioquímica, la biotecnología y hasta de la genética. Dichas tareas investigadoras se imbrican directamente con las labores de edición de revistas médicas y científicas que también desarrollo desde el año 2006.
En concreto, soy la editora jefe de la revista Archivos de Bronconeumología de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) desde finales del 2012. Comencé a trabajar para dicha revista a finales del año 2006 en calidad de editora asociada bajo la dirección del profesor Pere Casan, un maestro y estimado amigo. La publicación tiene 56 años de edad y el año pasado consiguió llegar a un nivel de factor de impacto (4.214) que la colocó en la categoría de primer cuartil de las revistas pertenecientes a “Respiratory System” de la empresa Clarivate del Journal Citation Reports (JCR). Desde julio 2011 también soy editora asociada de la revista norteamericana Journal of Applied Physiology. También se reciben muchos manuscritos en el ámbito de la medicina y la fisiopatología respiratoria.
Y por supuesto también disfruto enormemente con mis pacientes cuando paso consulta en el hospital todas las semanas.
¿Y lo peor?
No tengo nada “peor”, en estos momentos de mi situación profesional y a estas alturas (ya soy madurita). Me apasiona muchísimo mi trabajo, es mi vida en gran parte, y todo lo que hago cada día es divertido, o por lo menos muy entretenido. Y si no lo es, intento que lo sea siempre, en la medida de lo posible.
En estos tiempos de superespecialización, ¿cuál su área profesional principal?
El estudio de las comorbilidades y las manifestaciones sistémicas que acompañan a numerosas enfermedades respiratorias como son las que afectan predominantemente a las vías aéreas, en concreto la EPOC y el cáncer de pulmón.
¿Clínica o investigación?
Mucha clínica con grandes dosis de investigación. Deben ir de la mano, no entiendo una sin la otra en el ámbito de la investigación médica y biomédica. Para mí siempre han estado juntas en mi cabeza. Cuando veo a mis pacientes, no solo veo unos síntomas ni una “clínica” sino que veo también sus órganos “disfuncionantes”, cuyos tejidos, células y moléculas también están alterados. La identificación de dichas alteraciones representará probablemente la base fundamental para el desarrollo de dianas terapéuticas en el presente y en el futuro. Por ello, la clínica siempre debe ir acompañada de la investigación. De lo contrario solo se ve una mínima parte del iceberg.
¿Cómo ha avanzado su especialidad desde que comenzó a ejercer hasta hoy, qué es lo que más le llama la atención al respecto?
Como todas las disciplinas del saber y más concretamente el ámbito de las Ciencias de la Salud y la Medicina han avanzado a pasos de gigante de la mano de otras tecnologías como la física y la ingeniería en el más amplio sentido de la palabra. La Neumología ha avanzado enormemente sobre todo en el diseño de herramientas diagnósticas como la endoscopia respiratoria, el soporte ventilatorio mediante la ventilación mecánica no invasiva, las pruebas de imagen, y en la administración de tratamientos biológicos para numerosas enfermedades crónicas respiratorias, cuyos pacientes mejoran clínicamente en la actualidad de forma muy evidente. En este sentido, tanto la calidad como la supervivencia de nuestros pacientes crónicos ha mejorado sustancialmente en la última década.
Retos superados a base de tesón y trabajo
¿Cuál ha sido el mayor reto al que se ha enfrentado?
El mayor reto siempre ha sido el de compaginar la actividad investigadora con tareas clínicas trabajando en un ambiento hospitalario. Pero “el que la sigue la consigue” y creo que el reto, en mi caso, está alcanzado. Los obstáculos son inherentes a las dificultades económicas de buscar financiación para proseguir con las líneas de investigación del grupo, como los más destacables. Dichos obstáculos se vencen con mucho trabajo, tesón, entusiasmo y convicción o firme creencia de que se puede llegar si se quiere… aunque a veces no sea tan o nada fácil… pero la fuerza de la convicción es lo más importante.
¿Cómo motivaría a alguien para escoger este camino en su profesión?
No es fácil motivar a las personas que no tienen predisposición para ello… Pero en todo caso, les recomendaría que si tienen interés por alguna disciplina concreta porque sienten “pasión” por ella que se den una oportunidad a ellos mismos para ver si pueden llegar un día a ser líderes en dicha disciplina y poder ejercer su trabajo con el máximo de dedicación y entusiasmo posibles… Es importante para lograr tener un trabajo satisfactorio y bien hecho.
¿Qué le recomendarías a las jóvenes que hoy comienzan?
Les diría que desde jóvenes definan bien su trayectoria en función de sus capacidades e intereses, por las disciplinas que más les gusten y les motiven… trabajar tantos años en temas que a uno no le apasionan o no lo convencen debe ser muy duro. Mejor trabajar en una disciplina que nos guste, ¿no?
Covid-19 e investigación
La actual pandemia está poniendo de relieve la sanidad en general y dando valor al papel de la investigación. ¿Cómo cree que va a dibujarse el panorama de estos dos sectores tras esta profunda crisis?
¿En nuestro país, en Europa, en el mundo? Las respuestas varían según el entorno. Si hablamos de España, con su compleja estructura político-administrativa de comunidades autónomas y otros entes intermedios, pienso que sí, o por lo menos, así quisiera creerlo. La Medicina debe mejorar en numerosos aspectos, puesto que ha demostrado ser el pilar sobre el que reposa la salud de toda la ciudadanía de este país. Se debe tecnificar más y generar dispositivos más ágiles que permitan reaccionar rápidamente ante cualquier pandemia de estas magnitudes, sin precedentes. La burocracia también deberá reducirse en pro de la calidad y de la agilidad de las tareas de los profesionales. Los espacios de los centros sanitarios deberán mejorar en gran medida, así como la dotación de materiales fungibles e inventariables que han demostrado ser muy deficientes, particularmente al inicio de la pandemia.
España deberá hacer una inversión enorme para la adquisición de dichos materiales en los próximos años. También deberá dotar a los centros sanitarios de un número muy superior de profesionales, y saber mantenerlos motivados y protegidos adecuadamente. Hemos podido comprobar que este dicho fácil de “tenemos la mejor sanidad del mundo” se ha puesto en tela de juicio en numerosas ocasiones.
A mi entender, disponemos de profesionales tremendamente competentes, dedicados, comprometidos y voluntariosos que han dado todo lo mejor que tenían, algunos incluso su vida, con unas estructuras más que cuestionables, poco cuidadas, y muy deficientes y poco modernizadas, en muchos lugares. Si queremos pertenecer al club de los países de primer mundo, será mejor que comencemos la singladura necesaria para alcanzar dichos objetivos, puesto que ya llegamos tarde.
Por lo que respecta a la investigación, por lo menos la procedente de fuentes de financiación pública, deberá estar dirigida a la generación de nuevas herramientas diagnósticas y terapéuticas que mejoren la calidad y la supervivencia de nuestros pacientes. Ello exigirá una mayor interrelación entre las ciencias básicas y las de la salud. Sin esta unión, todo será más largo, tedioso y frustrante. La inversión en ciencia médica debería ser incuestionable en cualquier país avanzado, como es el caso del nuestro. Una gran parte de los presupuestos generales de los estados democráticos avanzados debería estar dirigida a atender esta necesidad de la ciudadanía que paga sus impuestos con los que diseñar dichos presupuestos. Si ésto no es así, se genera gran frustración en los profesionales bien preparados que no encuentran un empleo digno tras varios años de formación académica y de trabajo duro en los laboratorios de investigación. El conocimiento y sus productos derivados, que no son pocos, deberían constituir uno de los pilares de la actividad económica de un país moderno, democrático y avanzado.
La investigación ha sido tradicionalmente la” hermana pobre”. ¿Cómo cree que debería dibujarse el panorama a partir de ahora en lo que respecta al papel de las administraciones, las universidades y la empresa en este ámbito?
Todo debería estar más relacionado. Ello requiere una mayor y mejor planificación entre el sector educativo, el que organiza los planes de estudio de nuestras nuevas generaciones, y el mercado. Esta unión falla a menudo. Así se forman anualmente (grado y postgrado) en nuestras universidades miles de personas en las diversas disciplinas del ámbito de la biomedicina, tales como la propia medicina, la biología, la bioquímica, la biotecnología, la física, la química, diversas ingenierías relacionadas, y algunas otras disciplinas. Si bien cuando dichas personas se enfrentan al mercado laboral, ya sea en el ámbito público (centros de investigación, hospitales y universidades) como privado (empresas de biotecnología, industria farmacéutica o química, entre otras) el panorama es bien distinto.
A mi entender, el ámbito educativo y académico debería interrelacionar mucho más con los representantes del mercado, público y privado. De lo contrario se generan excedentes de personas con un alto nivel académico y formativo que no puede ejercer en plenitud de condiciones porque el mercado no puede absorber profesionales en idéntica velocidad a la formativa. Para que se produzca una armonía entre el mundo educativo y académico y el mercado hace falta una mayor planificación e interrelación entre ambos sectores, que constituyen, por otro lado, dos grandes pilares de cualquier sociedad avanzada. Es por todo esto que creo firmemente que la investigación biomédica y sus productos derivados, que son numerosos, debería constituir, a partir de ahora, una de las actividades económicas más relevantes de este país. Ello deberá pasar por un mayor diálogo con el sector productivo, representado en gran medida por el tejido empresarial, y en un sentido muy amplio.
Hombres y mujeres juntos por la igualdad
Usted ha desarrollado una carrera profesional notable, logrando reconocimiento en un entorno mayoritariamente masculino. ¿Ha experimentado mayores dificultades o condicionantes específicos para avanzar en su carrera?
Voy a responder como “buena gallega”: depende. Y es cierto, todo depende de la fase en la que una se encuentre y depende también de los objetivos profesionales de corto y largo plazo. En las fases más jóvenes de mi vida, nunca tuve la percepción de tener mayores dificultades atribuibles al hecho de ser mujer respecto de mis colegas o compañeros varones. Quizá era demasiado joven e ignorante, pero sinceramente creo que el hecho de ser mujer nunca condicionó mis decisiones personales ni mis relaciones profesionales con colegas fuesen mujeres u hombres. Si bien a partir de cierto momento profesional, particularmente cuando me he planteado objetivos de mayor/gran alcance, sí que he sufrido dificultades y grandes obstáculos e incluso impedimentos insalvables para poder alcanzarlos, hasta llegar al punto de preferir abandonar a tiempo para vivir más confortablemente.
Esto sí es una realidad aun en nuestro país, en determinados ámbitos, y seguro que en otros países también el escenario es similar, a determinados niveles (objetivos más elevados por lo general) de las carreras y trayectorias profesionales de las mujeres. Y me atrevería a añadir que, en ocasiones, han sido otras mujeres “poderosas” las que han mediado parte de los obstáculos, vehiculizados a través de hombres, también poderosos, pero que ellas han preparado adecuadamente. Esto es muy triste y lamentable y tenemos que luchar para evitar, subsanar y penalizar esta conducta, aunque a veces no se todo lo fácil que nos gustaría. A pesar de estos obstáculos la situación es mucho mejor en la actualidad que en tiempos pasados de este país y continente. Deberemos seguir trabajando juntos, mujeres y hombres para conseguir alcanzar la igualdad real entre ambos colectivos. Sin el compromiso, ni la implicación, ni el esfuerzo de hombres y mujeres juntos dicha igualdad no será posible alcanzarla en su plenitud.
A partir de su experiencia concreta en el mundo laboral, ¿considera que hoy día están equiparadas las oportunidades para hombres y mujeres en su entorno?
Como decía antes, creo que las oportunidades para hombres y mujeres en mi entorno están muy condicionadas a las fases en las que se encuentren las mujeres aspirantes a mejorar sus condiciones profesionales, ya sea en forma de cargos ejecutivos de mayor responsabilidad o de mejoría en su retribución económica, que suelen ir juntos. En las fases iniciales, más básicas, me atrevería a decir que la igualdad de oportunidades existe y es muy manifiesta, por lo menos en el ámbito de lo público, si bien a medida que los objetivos y las ambiciones de las mujeres crecen porque ellas también han alcanzado niveles muy elevados en sus trayectorias profesionales, las oportunidades de igualdad se reducen significativamente y la lucha por alcanzarlas puede hacerse larga y tortuosa.
Díganos un deseo para el futuro.
Sería deseable ayudar a construir una sociedad más justa a distintos niveles: hombres y mujeres, ricos y pobres, naturaleza versus industrialización, en lugares cada vez menos contaminados, donde las fuentes de energía requeridas para la actividad humana no fueran motivo de especulación ni de explotación de recursos naturales ni personales. En otro orden de cosas, me gustaría contribuir a que la sociedad en la que vivo conceda relevancia y priorice en gran medida el conocimiento, la ciencia, la tecnología y la sanidad como parte de los grandes pilares y motores económicos sobre los que apoyarse.