Felipe Couñago es jefe asociado del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Quirónsalud de Madrid, además de responsable de Asomega Nova. En entrevista concedida a Radio Voz explica cómo los servicios menos prioritarios de los centros hospitales han ido cerrando o, al menos, disminuyendo su asistencia de forma considerable para apoyar al resto. En su caso el trabajo se ha organizado para garantizar que los pacientes oncológicos sigan recibiendo sus tratamientos.
“Se han activado todos los protocolos preventivos. Estamos haciendo turnos y en el caso de que podamos hacer teletrabajo, se hace. En definitiva, se trata de no cerrar los servicios de Oncología para seguir tratando a los pacientes con cáncer y para eso, todo el mundo está echando una mano”, afirma.
Explica que ya se han establecido protocolos a nivel nacional, pero los profesionales están atentos a lo que se hace en otros países en su especialidad: “Estamos activando foros internacionales para hablar entre nosotros los especialistas y buscar aquellos tratamientos más cortos, que hagan que el paciente esté los menos días posibles en el hospital”, asegura.
Los pacientes, añade, viven la situación con lógica inquietud y habitualmente plantean la posibilidad de retrasar sus tratamientos, algo que no en todos los casos es conveniente. “Hay que hablar mucho con ellos, explicarles pros y contras. Estamos haciendo un ejercicio muy importante para que, si antes tenían que venir 30-40 días a tratarse, se reduzcan esas sesiones a la mitad. Hay que individualizar mucho cada caso”, dice.
Noticias falsas
Al hilo de este esfuerzo informativo que hay que hacer con cada uno de los pacientes, Couñago señala que uno de los mayores desafíos a los que nos enfrentamos estos días se refiere, precisamente, a la difusión de rumores y de noticias falsas que enturbian un ambiente ya de por sí denso.
“El tema de las noticias ‘fake’ es un horror. Ayer me pasé unas cuantas horas desmintiendo la que circulaba del ibuprofeno, por ejemplo. Esto al final lo que hace es malgastar recursos, que la gente esté más nerviosa, más histérica y que nosotros tengamos que invertir más tiempo en desmentir este tipo de noticias”, asegura.
Un nerviosismo generalizado que, como es lógico, también afecta a los profesionales. Reflexiona sobre el hecho de lo que más se oye entre sanitarios estos días es que están sobrepasados, colapsados. Sin embargo, se declara optimista por naturaleza y asegura que “en los últimos días lo que veo es un esfuerzo brutal por parte de la sociedad, no solo por parte de los médicos, por organizarnos, por trabajar juntos para poder acabar con el virus”.
Recuerda que somos un país muy solidario, el que registra un mayor número de trasplantes, por ejemplo. “Ahora toca ser más solidarios que nunca y la mejor manera de hacerlo es aislarse, evitar las concentraciones de gente y hacer caso a las recomendaciones de las fuentes oficiales”. Y vuelve a salir la vena optimista: “A partir de ahí, tranquilidad. Si hacemos bien las cosas, las cosas van a salir bien”.