En la sesión celebrada en la Casa de Galicia en homenaje al ilustre oftalmólogo Sánchez Salorio y al hablarse en la conferencia inaugural de las reuniones que mantenían en el compostelano hotel Araguaney ilustres profesores y conocidos intelectuales, se comentó que uno de ellos, Augusto Villanueva, había fallecido.
Sentí una profunda emoción. Para mí y mi familia era una persona querida y admirada, con su singular ironía, y que me inspiró y ayudó en mis primeros años de formación médica. En aquellos años, sobre 1960, y aunque aún gravitaba sobre la Compostela médica el recuerdo de los médicos del "A Fonte Limpa" tan ejemplares, se sobrevivía con muchas dificultades y un tremendo aislamiento desde el punto de vista profesional médico.
Aun en esas circunstancias, surgieron grandes maestros en alguna especialidad como Pediatría, Cirugía General, Ginecología, Fisiología o Anatomía, con escuelas que aún perduran y discípulos consagrados a nivel nacional. Pero en Medicina Interna había un tremendo vacío, porque los profesores que ganaban las cátedras en Santiago trabajaban en otros lugares y solo venían a desempeñar su labor docente y profesional muy ocasionalmente. Los profesores Masa y Villanueva, clínicos superlativos, no contaban por su parte con el adecuado apoyo en Madrid que favoreciera su reconocimiento y el de las cátedras interinas que ocupaban en la facultad de Medicina.
Recuerdo el viejo caserón del hospital clínico detrás de la facultad, donde hacíamos nuestras prácticas médicas, con medios realmente escasos y donde después de la visita a los enfermos nos reuníamos en el despacho de Augusto para hablar de nuestra educación y formación médica; él siempre nos animaba a formarnos bien, en centros de prestigio nacional e internacional. Y puedo decir que seguimos sus consejos y nos preparamos de la mejor manera posible, en España y en el extranjero. El recuerdo de sus enseñanzas y consejos me acompañó siempre, y en mis viajes a Santiago siempre incluía visitas a Augusto en su consulta, para charlar sobre el desarrollo de la práctica médica y de nuestra labor, de la que se sentía realmente orgulloso.
Hoy se va un amigo, un médico y un maestro ejemplar, cuyo recuerdo y sabiduría permanecerá a través de tantos médicos gallegos que, de una manera u otra, fuimos discípulos suyos.
Aniceto Charro Salgado
New Heart busca mejorar los indicadores de salud cardiovascular y transformar el modelo asistencial a…
Los colegios de médicos de Galicia superan ya los 120 años y con ese motivo…
Julio Ancochea, presidente de Asomega, pregunta al conselleiro de Sanidade sobre el reto de ejercer…
El lugar de celebración será el propio Centro Gallego de Madrid, en un acto que…
El presidente de Asomega, Julio Ancochea, recoge por cuarta vez el reconocimiento al servicio de…