José Rodríguez es un ejemplo prototípico del gallego que, por mucha distancia que ponga con su tierra y por mucho que sus circunstancias vitales le lleven a adoptar nuevas formas de vida y a abrazar proyectos insólitos, mantiene la referencia constante y el contacto permanente con sus orígenes.
El hoy cónsul honorario de Filipinas en Galicia desde 2019, ha vivido 40 años en aquel país. Originario de San Xoán de Río, en la comarca de Tierra de Trives, recibió la Medalla de Galicia en el 2002 y en señal de agradecimiento ese mismo año colocó en el centro de Manila un cruceiro que marca el inicio del Camino de Santiago desde Asia.
Escritor y periodista, fue delegado general para el Sudeste Asiático y el Pacífico de la Agencia Efe. Fundador y director del semanario Crónica de Manila, última publicación periodística en español en el archipiélago, fue también director del Instituto Cervantes en Manila entre los años 2006 y 2011. Ha publicado Crónicas, que recoge más de 20 años de periodismo en Asia, y Philippine First Ladies Portraits (Retratos de las Primeras Damas de Filipinas), Front Pages of Philippine History (Primeras Páginas de la Historia de Filipinas) o Cruceiro: Spanish Galicia at some crossroads in Philippine history and culture, 1521-1898.
Hace unos años regresó a Ourense, desde donde desarrolla su actividad como cónsul honorario de Filipinas en Galicia. Como explicó en una entrevista concedida el año pasado a La Voz de Galicia, "en el día a día hago cosas muy diferentes. Lo más importante que atiendo son temas de carácter administrativo como legalizaciones u autorizaciones. Luego está la parte económica, que es fundamental, ya que con mucha frecuencia vienen empresarios que quieren hacer negocios en Asia o ampliar su proyecto en Filipinas, y cuentan conmigo para que les asesore. Y por último me encuentro con turistas que vienen para que les informe y ayude a descubrir el país antes de emprender su viaje".
Julio Ancochea, tras su reciente encuentro con José Rodríguez en el Hospital de La Princesa de Madrid, destacó que el cónsul honorario "es un ejemplo de galleguidade a pesar de la distancia, una muestra de que por muchos años que pasen el sentimiento y la pasión por Galicia no se pierde nunca". Respecto a la posible concreción de acciones con Asomega, el neumólogo trivés cree que, "dada la historia de los gallegos en Filipinas y el legado, aún patente, que dejaron allí, hay sin duda un amplio campo de posibilidades para explorar, empezando por el estudio de los gallegos que en su día ejercieron allí la Medicina o el contacto con sus descendientes".
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