Con el año 2024, que se va, se ha ido un arquetipo y gran amigo de la Red TBS-Stop Epidemias, nuestro querido y admirado profesor Federico Mayor Zaragoza, al que nunca olvidaremos. En primer lugar, queremos destacar su valor como intelectual comprometido con su tiempo.
Prologó nuestro libro Memorias de la COVID-19. Relatos de la Fase I, con la siguiente reflexión:
“Conciencia de lo que ha acontecido, lecciones del pasado. Conciencia del presente y, sobre todo, memoria del futuro, memoria para saber actuar hoy para el por-venir que está por-hacer. Esta es nuestra responsabilidad y nuestra esperanza: cada ser humano único capaz de crear. Memoria permanente de que todos los seres humanos valen lo mismo. Memoria permanente de que no hay ciudadanos del mundo de clase preferente: ¡todos iguales en dignidad! Memoria de las generaciones venideras. Memoria de la inmensa obra creadora de la humanidad, pero, sobre todo, memoria de cada ser humano, uno a uno, porque es el mayor e indeclinable patrimonio universal que tenemos que proteger. Memoria, cada instante, del “otro”, de los “otros”, ¡de nos-otros! Memoria, sobre todo, del amor al prójimo, próximo o distante, porque es con frecuencia el supremo olvido, el supremo error. Memoria de la misión esencial de los intelectuales, científicos, docentes, artistas… de liderar la movilización popular, el clamor, la voz debida, la voz de vida… a tantos que han tenido que permanecer silenciados”.
Nacido en Barcelona en 1934 y fallecido el 19 de diciembre, es una persona irrepetible que será recordado como uno de los grandes mentores del progreso de la Humanidad.
Doctor en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid, fue Catedrático de Bioquímica de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada y en 1968 llegó a ser su Rector.
Sería interminable enumerar todas las actividades que realizó a lo largo de sus 90 años de vida y citaremos algunas como modesto ejercicio de memoria. Cofundador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (1983-87), integrando los respectivos institutos de la Universidad Autónoma de Madrid y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Su compromiso y creatividad social fue inabarcable. Entre sus responsabilidades políticas desempeñó los cargos de Subsecretario de Educación y Ciencia del Gobierno de España (1974-75), Diputado al Parlamento Español (1977-78), consejero del Presidente del Gobierno (1977-78). También fue Ministro de Educación y Ciencia (1981-82) y durante ese periodo se crearon universidades y se favoreció la cooperación científica y técnica con Iberoamérica. Director del Instituto de Ciencias del Hombre (1983-87). Presidente del Foro de Issy-Kul, Grupo Internacional Asesor del presidente de la URSS Mikhail S. Gorbachev (1986-91). En 1987 es elegido Diputado al Parlamento Europeo en Estrasburgo.
En 1978 pasó a ocupar el cargo de Director General Adjunto de la UNESCO y la 24ª Conferencia General lo eligió Director General de la UNESCO en 1987, reelegido en 1993 para un segundo mandato y la transformó en una institución al servicio de la paz, la tolerancia, los derechos humanos y la convivencia pacífica entre las naciones.
Cuando dejó el cargo creó el Programa de Cultura de Paz, cuya labor se organizó en cuatro vertientes principales:
Con la Fundación Cultura de Paz, que presidió desde su constitución (2000) continuó con la labor emprendida en la UNESCO. En el 2005 fue designado Copresidente del Grupo de Alto Nivel para la Alianza de Civilizaciones por el Secretario General de las Naciones Unidas. A propuesta del Gobierno español en 2010 participó en la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte que, desde su constitución ha estado presidida por él.
Desde 2016 copreside el Instituto Universitario de Derechos Humanos, Democracia, Cultura de Paz y No-violencia (DEMOSPAZ), cuya creación impulsó mediante convenio entre la Universidad Autónoma de Madrid y la Fundación Cultura de Paz que él mismo presidía con el objetivo de vincular a la comunidad académica con los derechos humanos y la cultura de paz y la no violencia.
Con don Federico Mayor Zaragoza se ha ido un extraordinario hombre de paz y la mejor manera de homenajearlo es reproducir las palabras con las que agradeció el “Premio Solidarios 2024” en la categoría “Compromiso Solidario” para la Fundación Cultura de Paz, que cada año otorga nuestra Red TBS-Stop Epidemias. Y el motivo de este galardón fue porque la Fundación Cultura de Paz es una entidad que apoya y desarrolla actividades culturales, educativas y divulgativas que ayudan a reflexionar sobre cómo contribuir a fortalecer los vínculos entre personas y naciones para la consolidación de los principios que enuncia la Declaración y Programa de Acción aprobada en 1999 por la Asamblea General de Naciones Unidas que promueve, entre otras, ocho medidas del Programa de Acción en Educación para la Paz, el desarrollo económico y social sostenible y los derechos humanos, la igualdad de género y la participación democrática, además de la concienciación por la tolerancia entre los pueblos y la seguridad internacionales.
El profesor Federico Mayor Zaragoza fue un catedrático comprometido con su época, además de escritor poeta ha escrito numerosos ensayos científicos y también poesía como “A contraviento”, “Aguafuertes”, “El fuego y la esperanza”, “En pie de paz”, “Voz de vida, voz debida” y “Alzaré mi voz”. Fue, también, un político honrado y un alto funcionario internacional.
Nuestro último contacto fue reciente, este año, con motivo de un premio con el que quisimos subrayar su gran valor como hombre que ha dedicado su vida por los demás. En dicha ocasión apreciamos que la Fundación Cultura de Paz, presidida y fundada por don Federico Mayor Zaragoza lleva un cuarto de siglo promoviendo la educación a todos los niveles sociales y formativos, eje que consideran vertebrador de una cultura de paz, y para ello realizan numerosas actividades y proyectos para estimular el conocimiento y la promoción de los valores y capacidades que favorezcan el diálogo y la transformación pacífica de conflictos a nivel mundial.
Por todos los motivos que enunciamos, los Comités de la Red contra la Tuberculosis y por la Solidaridad (Red TBS-Stop Epidemias) otorgaron el “Premio Solidarios 2024”, en la categoría “Compromiso Solidario” a la Fundación Cultura de Paz, en reconocimiento a los esfuerzos que realiza para concienciar sobre los peligros de la violencia y también por fortalecer los vínculos entre personas y naciones para la consolidación de principios que impulsen la paz. Recogió el premio el profesor Federico Mayor Zaragoza, presidente del patronato. Lo escuchamos…
“Voy a ser muy breve, pero quiero desde luego expresar tanto a Julio Ancochea, como a Mario Braier, a Javier García Pérez y a todos los que han pensado desde hace muchos años que es la sociedad la que tiene que proporcionar a las personas que deben representar al poder, pero el poder ya es el poder del pueblo. Esto es muy importante que se diga en una reunión que está volcada sobre la sociedad y el compromiso, el compromiso solidario de compartir, de convivir, de desvivirse por los demás. Pues todo este proceso es donde radica hoy, yo creo, que con mayor fuerza que nunca la posibilidad de cambiar de rumbo. Estamos en un momento, ustedes lo saben, en el que la desinformación y las armas, fíjense qué barbaridad, son particularmente fuertes y dicen que “si quieres la paz, prepara la guerra”. Pues esto es lo que ha prevalecido en toda la historia de la humanidad, siempre el poder absoluto y masculino. Las mujeres no pintaban nada. “Si quieres la paz, prepara la guerra” y siempre se ha preparado la guerra. Y ahora estamos en una guerra. Pero esta guerra que tenemos ahora está matando a los niños, es un infanticidio. Y ya van más de 15 000 en Gaza. Y uno se pregunta ¿cómo se ha podido llegar a esta situación? Las Naciones Unidas, que es un diseño precioso que se hizo en un momento determinado, en el año 1945, impulsada por un gran presidente norteamericano, Franklin Delano Roosevelt que, además tuvo la valentía en aquel momento de “ser muy valiente”, de nombrar a una mujer como presidenta de la Comisión para la Declaración sobre los Derechos Humanos. Pues fíjense que como diseño es precioso, es multilateralismo democrático. Y así empieza la primera carta, la carta de las Naciones Unidas. En su primera frase dice “Nosotros los Pueblos”, nosotros los pueblos hemos resuelto evitar las guerras a las generaciones venideras. Han pasado 78 años y no se ha podido poner nunca en práctica. ¡Nunca! ¿Por qué? Pues porque, en el mismo momento de la fundación en San Francisco, de las Naciones Unidas, hubo cinco vetos de los países vencedores de la segunda guerra mundial y así llevamos 78 años sin poder poner en práctica que Nosotros somos los pueblos. Sí, Nosotros, los pueblos, somos los que tenemos que reaccionar y decir basta. Y en estos momentos tenemos una gobernanza a escala mundial plutocrática, basada en multimillonarios que además presumen de “will put a chip in the human brain”. Hombre, ¿cómo puede ser? Pues es plutocrática y estamos en un momento de inclinación al supremacismo: “Yo digo”, “Yo mando”. ¿Qué cosas están pasando? Hace unos años presencié un suceso en Beirut, y los ojos de aquel niño en esa guerra han dado tal fuerza a mi vida que hoy empieza un nuevo rumbo. Y fue a partir de aquel momento cuando me pasé a la acción. Yo me he dedicado siempre a la prevención de enfermedades en los niños, en el cripto-neonatal, pero en aquel momento dije no, ahora lo que tengo que hacer es, a través de la UNESCO especialmente y demás, decir, convencer a la gente, convencer a la ciudadanía de que no podemos ser espectadores. Tenemos que ser actores, actores muy activos para cambiar las cosas. Decía Edgar Morin hace poco, “decí il faut changer de voix”. Hay que cambiar la voz, la vía, hay que cambiar de estilo de vida. A partir de ahora tenemos que decir que no aceptaremos más los vetos ni en las Naciones Unidas ni en la Unión Europea. Ahora resulta que también en la Unión Europea no hay quien mande. ¿Quién es el interlocutor de Putin? Tendría que ser la Unión Europea, ¿verdad? Ucrania es Europa. Pues no, el interlocutor de Putin es una institución que se llama OTAN, Tratado del Atlántico Norte. Yo recuerdo cuando Olof Palme me decía: “Oye, el Atlántico Norte está en el norte, ¿verdad?”. Porque, claro, él veía que se estaban pasando. Tenemos que poner en práctica lo que dice la primera frase de la carta de las Naciones Unidas: “Nosotros, los pueblos de las Naciones Unidas” tenemos que ser nosotros los que tomemos la decisión de decir que, a partir de ahora, no serán unos pocos los que decidan en el mundo, sino que será la voluntad de los ciudadanos del mundo. Será un compromiso solidario a escala mundial”.
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