El Fogar dos Maiores de Allariz (Ourense) acogió a finales de septiembre la XV Reunión para Falara dos Síndromes Mielodisplásicos, organizadas por la Fundación Biomédica Galicia Sur y el Complejo Hospitalario Universitario de Ourense. Dos representantes de su Servicio de Hematología se encargaron de moderar las sesiones, María Pereiro y José Luis Sastre, jefe de Servicio.
A lo largo de dos jornadas de trabajo se abordaron cuestiones como la hematopoyesis clonal, la estimulación sostenida de la eritropoyesis en SMD, el tratamiento de mantenimiento en LMA (leucemia mieloide aguda) en no candidatos a trasplante o las dificultades que enfrenta la aprobación de nuevos fármacos.
Uno de los ponentes fue el socio de Asomega Adolfo de la Fuente Burguera, jefe del Servicio de Hematología y Hemoterapia y de la Unidad de Leucemia en el MD Anderson Center de Madrid, que habló sobre “Tratamiento de la LMA de alto riesgo”.
Según el especialista, “en la última década se han producido avances en el conocimiento y el entendimiento de los mecanismos y alteraciones que subyacen para que aparezca la LMA y, al mismo tiempo, de los mecanismos que dan ventajas de supervivencia a las células y resistencia a los tratamientos convencionales. Entenderlo ha permitido obtener mejores herramientas para el pronóstico y, de forma paralela, entender estas aberraciones que dan ventajas a las células leucémicas ha permitido desarrollar terapias dirigidas para esas alteraciones específicas”.
De la Fuente explica que estos avances permiten hablar de mejoras, pero con precaución porque aún no se los puede tildar de soluciones “aunque mejoran las expectativas de supervivencia de estas personas”. Su charla en Allariz versó, precisamente, sobre uno de estos subgrupos, el de personas de alto riesgo, entendidas como las que viven esta situación como secundaria a otra hemopatía y relacionada con terapias previas.
Considera que se trata de un escenario “con necesidades no cubiertas, donde la tasa de curación no es suficientemente alta como para hablar de que tenemos el problema controlado”. La conclusión es clara: “Hay que seguir trabajando e investigando en ello”, afirma.
Señala que los avances en este sentido son patentes: en el año 2000 había en marcha seis ensayos cínicos con terapias dirigidas, mientras que “en 2020 eran más de 60 los trials en marcha sobre vías identificadas en las células leucémicas, lo que ilustra la curva de aprendizaje”.
Añade Adolfo de la Fuente que “no podemos cantar victoria en modo alguno, pero sí ser optimistas y seguir trabajando porque toda pequeña aportación en el conocimiento de esta enfermedad puede ser importante en el complejo conjunto del avance de la ciencia para ofrecer opciones de tratamiento más beneficiosas”.
A este respecto, considera que España es un país “muy activo y considerado a nivel internacional muy competente” en este campo.