Emilio Bouza y Benito Regueiro, moderados por José María Eiros, protagonizaron en el reciente II Encontro Mundial de Médicos Galegos uno de los momentos más recordados de la cita: el coloquio celebrado bajo el título “Amizades e sentidiño”.

José María Eiros presenta a Emilio Bouza y Benito Regueiro.

En él se dirigieron básicamente a los más jóvenes para explicarles la evolución de su especialidad, la Microbiología, como ejemplo de cooperación y transversalidad aplicable al resto de ámbitos de la Medicina; la conveniencia de la formación fuera para completar una visión del mundo y de la ciencia más amplia; su confianza en las nuevas generaciones; y su convencimiento, tras muchos años de trayectoria docente, de que la Universidad necesita menos rigidez y más sentido común.

Emilio Bouza, catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid, vivió en primera persona la evolución de la patología infecciosa en España. Según ha explicado, en los 70 la patología que se veía era de huésped normal, “enfermedades adquiridas en la comunidad y consecuencia muchas veces de una sanidad y de una higiene deficientes”. Pero recalca que en aquellos años había voluntad de cambiar las cosas y de unir fuerzas para buscar objetivos comunes.

Así, “resultó fácil asociar la Microbiología con las enfermedades infecciosas. Eso le dio a España una fortaleza en patología infecciosa que la situó un grado de superioridad en Europa, era el modelo americano. El europeo era tratar las infecciosas en la medicina general y hacer la medicina separada del laboratorio. La unión de microbiólogos e infectólogos situó a España en el puesto que hoy tiene, el cuarto o quinto mundial, con una producción científica que equivale a la de Alemania y el Reino Unido”.

En su opinión, el éxito de la patología infecciosa “representa también los valores de la Transición: colaboración entre todos, ningún límite, todo el que quiere hacer patología infecciosa es aceptado. Creo que ese sistema flexible ha hecho que tengamos una infectología muy potente”.

Interviene Emilio Bouza, sentado entre José María Eiros y Benito Regueiro

Epidemia: dos inteligencias en lucha

Por su parte, Benito Regueiro, catedrático de Microbiología de la USC y jefe de Servicio de Microbiología del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, destaca que una pandemia es un enfrentamiento entre dos inteligencias biológicas: el propio virus y nosotros. Con la diferencia de que el primero “ha persistido por un periodo de 4.000 millones de años y nosotros solo llevamos aquí dos y medio”. Aunque en este tiempo hemos conseguido eliminar la severidad del virus “y hemos aprendido muchas cosas”.

Fundamentalmente, que el objetivo de los microorganismos no es matarnos. Sobre todo, porque “solo tienen dos puntos máximos para conseguir su alimentación: los océanos y nuestros intestinos”. De esta obligada convivencia hay que sacar nuevas lecciones y, según explica Regueiro, entrando en un nuevo mundo como el de la microbiota “vamos a aprender tantas cosas de lo que está ahí y de lo que hacen las distintas comunidades de microorganismos que va a abrir un abanico nuevo para toda la Medicina y para todas las especialidades”.

Por eso reclama seguir potenciando el trabajo colaborativo: “Somos equipos, somos multidisciplinares y cada uno deberá aportar su parte de conocimiento, pero separarnos de la base clínica sería un error que tardaríamos mucho tiempo en pagar”, señala.

Una Universidad menos burocratizada

En el repaso de su trayectoria fuera de España ambos reconocieron el gran enriquecimiento personal y profesional que les facilitó en su momento esta experiencia, que recomiendan a las nuevas generaciones. Respecto a la formación de los más jóvenes, coinciden en que, teniendo una gran calidad, presenta unos importantes márgenes de mejora.

Así, Regueiro afirma haber constatado "la potencialidad de nuestros hospitales y de la gente que tenemos en los centros de salud, pero no estamos explotando esas capacidades en el sistema universitario. Seguimos anclados en viejos programas académicos que no hemos sido capaces de poner al día".

Bouza, por su parte, reclama a la Universidad "un poco menos de reglamento y un poco más de buen juicio". Considera que la docencia es imprescindible, pero que "las formas de acceder al reconocimiento docente tienen que ser cambiadas y aligeradas, la permanencia quizá no es un buen criterio. Hay que tener más gente enseñando y hay que tener menos trabas para transmitir la enseñanza".

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